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El reciente feminicidio de Margarita Cedeña no es tan diferente del de Luz Raquel Padilla, ambas murieron quemadas; ahora se suma el clamor de Ángeles Arenas, una veracruzana que reside en Coahuila, quien tras denunciar a su agresor, éste fue puesto en libertad y ahora se mantiene en vilo por lo que parece una incapacidad e insensibilidad para actuar por parte de las autoridades.

Hoy veía con asombro las noticias en la redacción, donde Milenio documentaba lo ocurrido con Margarita Cedeña fallecida hace dos días en un hospital de la Ciudad de México tras haber sido quemada por familiares, esto a consecuencia de una discusión que llevó a su tía, prima, el esposo de ésta y otras personas, a rociarla con gasolina en su domicilio ubicado en el estado de Morelos.

Pese a que ya había indicios y Margarita los denunció, y pese a que hay videos donde se ve a los responsables caminando a su hogar y rociando gasolina, las autoridades no han ejecutado ninguna orden de aprehensión por la simple razón de que la denunciante (la madre de Margarita) desconoce los apellidos completos de algunos de los participantes en el evidente feminicidio.

Margarita, una mujer de 30 años, dejó en orfandad a tres menores, algo similar a Luz Raquel Padilla, cuyo feminicidio conmocionara la semana pasada al país, al ser asesinada en Jalisco y dejando a un hijo autista en orfandad.

Al igual que con Margarita, Luz Raquel denunció las amenazas, reportó en redes sociales su temor de ser otra más en las estadísticas; en la denuncia anticipó que uno de sus vecinos la había amenazado, pero inexplicablemente tampoco se ha hecho nada.

Ahora se suma la súplica de Ángeles Arenas, quien ahora vive en Ramos Arizpe, denunció a su presunto agresor, siendo los vecinos quienes le ayudaron a detenerlo y a ponerlo a disposición de las autoridades luego de ver grafiteada su pared con amenazas de muerte.

El sujeto permaneció 48 horas en prisión, pero jamás le notificaron a Ángeles la liberación de éste, por lo que prácticamente se volvió rehén de su propio hogar, lo extraño es que personal del Ministerio Público le solicitó autorización para pintar sus paredes y ahora las autoridades le indicaron que a pesar de las pruebas y su declaración, no existen elementos suficientes para considerar un intento de feminicidio al no haber una relación entre ella y su presunto agresor.

Debido a estas características el delito podría perseguirse por intento de homicidio; Ángeles se cambiará de domicilio para encontrar la tranquilidad que le despojaron.

Esta veracruzana se fue a Coahuila hace tres años para encontrar mejores condiciones de vida, pues es sabida la situación en Veracruz, estado con dos alertas por violencia de género, una de ellas por violencia feminicida al haber al menos 11 municipios con más casos de esta índole.

El martes en nuestra edición de Diario del Istmo y los demás sitios hermanos del Corporativo Imagen del Golfo dimos a conocer la cantidad de feminicidios reportados por el Observatorio de Violencias de la Universidad Veracruzana, siendo 48 documentados hasta el 31 de mayo, de éstos 19 ocurrieron en la zona sur, tan sólo uno en Coatzacoalcos.

Si bien a nivel nacional los feminicidios van a la baja a comparación del año pasado, lo que no está a la baja es la insensibilidad de las autoridades y lo que pareciera ser una evidente falta de capacidad para actuar en estos casos, en los que las mujeres únicamente piden ser protegidas ante el temor de ser otra víctima más de feminicidio, la expresión más extrema de violencia contra una mujer.

Los casos de estas tres mujeres coinciden con lo expresado el lunes por la secretaria de Seguridad y Participación Ciudadana, Rosa Icela Rodríguez: “Falta mucho por hacer”, aunque yo agregaría que falta demasiado.

Después de una larga ausencia retomo mi columna, prometo ser más constante con ella, hay tanto qué decir de los entornos que me rodean.

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