Tetonina era una chica de gran pechonalidad. Su busto era ubérrimo, magnificente, opimo, y gustaba de lucirlo con vestidos de escote pronunciado. Cierto día fue a hablar en la oficina parroquial con el padre Licio, curita joven recién llegado al pueblo. Tras los saludos de rigor le dijo: “Hay algo, señor cura, que me gustaría sacar de mi pecho”. “¿Qué es, hija mía?” -preguntó interesado el sacerdote. Respondió Tetonina con enojo: “Su mirada”...
Un cierto señor septuagenario decía con pesaroso acento: “Lo que son las cosas. Cuando tenía qué echar no tenía qué dar, y ahora que tengo qué dar no tengo qué echar”. Sic transit gloria mundi. (Mundi, como escribí yo ayer, no mundo, como me escribieron)...
El cliente de la pescadería le dijo al encargado: “No me gusta el aspecto de ese huachinango”. “Señor -replicó, hosco, el individuo-. Si lo que busca usted es vista cómprese un pececito dorado”. (Dicho sea entre paréntesis, hay quienes hacen derivar el término “chilango” del nombre de aquel pez, huachinango, el cual presenta una coloración rojiza semejante al tono rubicundo de la tez de las personas de piel clara. De “huachinango” -o “guachinango”- vendría “chinango”, y de ahí “chilango”, como eran llamados en Veracruz quienes llegaban del interior de la República, especialmente de la Ciudad de México).
Doña Taisia comentó en la merienda de los jueves: “Anoche hice el amor apasionadamente. Por primera vez en mi vida llegué al éxtasis completo. Es una pena que mi marido no haya estado ahí”...
Parece que Monreal y demás aláteres de AMLO oyeron por fin razones, y la decisión sobre la iniciativa para cambiar la legislación del Banco de México fue pospuesta hasta principios del próximo año. No cantemos aleluyas, sin embargo. Una cosa es que pospongan esa iniciativa, y otra que la compongan. Tanto en la Cámara que algunos todavía llaman Alta, como en la Baja, que otros califican de bajísima, hay morenistas radicales que se empecinarán en acabar con la independencia del Banxico, igual que han acabado ya con otras autonomías.
En efecto, la 4T hizo un cambio de importancia: sustituyó el robo de dinero por el secuestro de instituciones. Confiemos, pese a todo, en que se impondrá el buen sentido, y que la experiencia de años prevalecerá sobre la ocurrencia del día.
Doña Panoplia de Altopedo, señora de buena sociedad, recibió la visita de su amiga Gules. Le preguntó: “¿Qué te gustaría tomar?”. Pidió la visitante: “Dame un vermú en las rocas”. “Voy a quedarte mal -se disculpó la anfitriona-. No tengo hielo”. Preguntó doña Gules: “¿Se te descompuso el refrigerador?”. “No -explicó doña Panoplia-. Se me fue la trabajadora doméstica, y nada más ella sabía de dónde se sacan los cubitos”...
Un amigo de Babalucas lo felicitó: “Me enteré de que tu esposa tuvo un niño. ¿Cuánto pesó el bebé?”. Respondió Babalucas: “Kilo y medio”. El amigo se preocupó: “No es mucho”. “¿Y qué querías? -se exasperó el badulaque-. Apenas tenemos tres meses de casados”...
El juez le dijo al reo: “Estoy viendo en su expediente que se robó usted una caja fuerte de 100 kilos de peso, y que corrió 5 kilómetros llevándola en la espalda”. “Es cierto, señor juez -admitió el tipo, apenado-. Lo hice en un momento de debilidad”...
El joven Madanito era extremadamente gordo. Su obesidad, empero, no le impidió casarse con una linda chica. En la noche de bodas Madanito le preguntó a su novia al terminar el primer trance de amor: “¿Te gustó, mi cielo?”. “Sí -contestó la desposada-. Sobre todo al final. Me quitaste un gran peso de encima”. (Oye este consejo, muchacha: si quieres evitarte la pesada carga del matrimonio utiliza la posición llamada cowgirl o woman on top). FIN.
Mirador
Armando Fuentes Aguirre
San Virila solía decir que siendo pobre era muy rico, y que sabía de hombres que teniendo mucho dinero eran muy pobres.
Cierto día los incrédulos le exigieron que hiciera algún milagro para poder creer.
San Virila les mostró el sol que iluminaba el día, la hierba que crecía en el campo, los árboles del bosque, el agua del arroyo que cruzaba el valle, los niños que iban a la escuela, las nubes que pasaban por el cielo, el humo que salía de los hogares donde las mujeres preparaban la comida, las ovejas que conducía el pastor.
Luego los hizo ver su propio cuerpo, sus manos y sus pies; les pidió que miraran el paisaje y oyeran el canto de los pájaros, que percibieran el aroma de las flores y tocaran sus pétalos de seda, que recordaran el sabor del pan. Les dijo:
-¿Y necesitan más milagros para creer?
¡Hasta mañana!...
Manganitas
Por AFA
“Esteban Moctezuma será nuevo embajador en Estados Unidos”.
Esto sonará a falacia
que está fuera de lugar:
quizá antes pueda tomar
un curso de diplomacia.
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