El embarazo adolescente, también denominado embarazo precoz, es aquel que se produce cuando una mujer se encuentra en la etapa de la pubertad, entre los 10 y 19 años de edad, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este término también se utiliza para denominar aquellos embarazos de mujeres que no han alcanzado la mayoría de edad legal en el país que residen.
Al producirse el embarazo durante la etapa de la adolescencia, la niña es fértil pero se encuentra experimentando los cambios hormonales naturales de esta etapa, es decir, aún no está desarrollada, lo que puede traer graves consecuencias tanto para el bebé como para la madre.
Aunque el embarazo precoz estaba considerado como un problema típico de países del tercer mundo, cada vez es más habitual encontrar casos entre adolescentes de países desarrollados. La mayor parte de estos embarazos no son deseados, sino que son las consecuencias de violaciones o de falta de conocimiento real sobre el tema; en otras ocasiones, el embarazo a esta edad es el fruto del deseo de los adolescentes de experimentar relaciones sexuales sin protección o porque al ser inesperadas no cuentan con algún medio de protección anticonceptiva en el momento indicado. (Fuente: www.cuidateplus.marca.com )
La evidencia empírica indica que -en su mayoría- entre los factores asociados a la maternidad precoz se encuentran las características del hogar de la adolescente, esto es, el ingreso económico de sus padres o tutores, sus niveles de educación y la condición de pobreza. Pero también hay factores contextuales relevantes, como el acceso a una educación sexual integral, a los distintos métodos de planificación familiar y, sobre todo, a la garantía del ejercicio de sus derechos.
Asimismo, en el embarazo y la maternidad adolescente influyen un conjunto de representaciones culturales en torno al género, a la maternidad, a la adolescencia, la sexualidad y las relaciones de pareja. (Ver: www.plan-internacional.es )
Alguien como tú en su emisión dedicada a La maternidad señaló al respecto: “Un punto importante en cuanto a los embarazos no deseados, es que, la educación sexual aún en estos días sigue siendo un tabú dentro del círculo más cercano de la infancia y la adolescencia, lo que conlleva a maternidades a temprana edad, que ponen en riesgo la salud de las niñas y adolescentes.
Como dato destacable, cada 24 horas se embarazan 1000 niñas o adolescentes en nuestro país, lo cual cancela sus posibilidades de aspirar a una mejor y más digna calidad de vida y que las lleva a sufrir violencia y acoso, ser etiquetadas y denostadas, correr mayores riesgos de explotación sexual, ser más vulnerables a una mayor dependencia en general, sufrir baja autoestima, ansiedad, depresión e ideación suicida, enfrentándolas de un día para otro, sin las herramientas necesarias, y en la mayoría de las ocasiones sin el apoyo del padre, a un futuro hostil.”.
La Doctora Aline García Cortés, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, considera que además, se observa la tendencia de embarazos a más temprana edad y esos tienen que ver con las redes sociales a los cuales la juventud accede, donde hay una cantidad importante de información falsa, y al tipo de educación que reciben en colegios o con sus seres cercanos y que no es necesariamente adecuada.
García Cortés continúa señalando que a partir de edades tempranas se debe brindar herramientas y estrategias para que la juventud tenga una vida sexual plena y responsable, además de acceso a los métodos de planificación familiar, alejados del tabú de que no pueden empezar su vida sexual a tan temprana edad, porque se sabe que la realidad es otra, por lo que hay que ofrecer información de calidad.
México ocupa el primer lugar a nivel mundial en embarazos en adolescentes entre las naciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), con una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad.
En nuestro país 23 por ciento de los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y 19 años de edad. De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Población comienzan a una edad promedio de 15.5 años, y estadísticas del Instituto Nacional de Perinatología indican que sucede a los 14.6 años, en promedio.
Según el IV Informe de Gobierno 2021-2022, la tasa de mortalidad materna se incrementó 60 por ciento entre 2018 y 2021, al pasar de 3 mil 60 defunciones maternas por cada 100 mil nacidos vivos a 4 mil 892 en 2021.
En nuestro país ocurren 360 mil embarazos al año de niñas y adolescentes y 340 mil nacimientos en mujeres menores de 19 años durante el mismo periodo. Entre 750 mil y 1 millón de adolescentes enfrentan abortos clandestinos al año, los que ponen en peligro su vida y el futuro reproductivo de las mujeres que sobreviven al procedimiento.
Según datos del INEGI, el 41 por ciento de los nacimientos registrados en 2021 se dieron en madres de entre 15 y 24 años de edad, el 39 por ciento de las adolescentes que no asisten a la escuela estuvieron embarazadas alguna vez, mientras que el 3 por ciento de las adolescentes que sí asisten estuvieron embarazadas alguna vez.
De acuerdo a la dinámica familiar hoy en día, la calidad en el diálogo y confianza intrafamiliar se ha visto deteriorada, aunado a una cultura del silencio repleta de tabúes, creencias equivocadas y desinformación de los temas de la sexualidad, fomentada por el aún hegemónico machismo que permea en la sociedad.
Incluso, vivimos en una sociedad hipersexualizada, en la que a las niñas y los niños les impedimos vivir su infancia alejados de intereses sexuales que no van de acuerdo a su edad biológica y pretendemos que sea unas personas adultas en pequeño, que lo único que provocan es despertar la lívido de la niñez, provocada en primer término por los padres.
Tanto los productos como los medios destinados al público infantil emplean de un modo perverso el erotismo y el valor sexual como factores definitorios. Al hacerlo se transmite un peligroso mensaje a las niñas y a los niños, se les muestra que dicho erotismo puede traerles grandes beneficios sociales.
Lo trágico es que el mensaje cala poco a poco en la mente de la niñez y se transforma en una fuerte creencia. Entonces, las niñas y los niños consideran que para tener éxito social deben ser sexualmente atractivos, lo que provoca a futuro los embarazos en adolescentes.
México requiere de políticas públicas continuas y permanentes encaminadas a fomentar programas educativos que incluyan educación sexual desde la educación primaria hasta la media superior, que incluya a los padres de familia o tutores, para que la sexualidad se ejerza con responsabilidad y plenitud; así como programas de salud que aporten debidamente información de prevención de embarazos precoces, así, las Instituciones de Educación y de Salud deberán hacer campañas que se acerquen a estos grupos de atención prioritaria como son las niñas y las adolescentes para evitar embarazos inoportunos a temprana edad…
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