El Chapito Ovidio, del ‘culiacanazo’ a la razón

El 17 de octubre del 2019 cuando fue detenido por primera vez, en un operativo quirúrgico y sin enfrentamientos, Ovidio Guzmán López ya estaba capturado cuando vino la advertencia de incendiar Sinaloa e incluso las versiones indicaron que lo harían en otros estados, si el hijo del narcotraficante encarcelado en Estados Unidos, Joaquín Guzmán Loera, era llevado por las fuerzas federales.

Entonces, el presidente Andrés Manuel López Obrador dijo que apoyaba la decisión para evitar un «baño de sangre» y proteger la vida de los ciudadanos.

Esta vez, al fin, fue detenido el sujeto que lidera junto con otros cabecillas una fracción del Cartel de Sinaloa y que es conocida como Los Chapitos en alusión a sus hermanos Iván Archivaldo Guzmán Salazar, Joaquín Guzmán López y Jesús Alfredo Guzmán Salazar.

La detención sobre Ovidio, nacido en el pequeño pueblo de Badiraguato en Sinaloa, el 29 de marzo de 1990, se debe a que pesa sobre éste delincuente, una denuncia del Fiscal Federal para el Distrito de Columbia y se pide su extradición.

Las autoridades acusaron a Ovidio Guzmán de participar en una conspiración para traficar cocaína, metanfetamina y marihuana desde 2008. La acusación fue presentada el 2 de abril de 2018 y existe una orden de arresto fuera emitida por un juez federal en Washington D. C. para su arresto y extradición.

Los demás líderes de la organización están entonces en la lista. No obstante, no fueron detenidos por las autoridades mexicanas, solamente este personaje apodado “El Ratón” o “El Gato Negro”, porque pareciera el más visible.

El narco es apenas quien dirige una parte del inmenso y poderoso cartel, pues existen otras fracciones como las que dirige también Ismael “El Mayo” Zambada.

Ovidio fue detenido y liberado hace tres años. Hubo señalamientos de protección contra el Gobierno Federal de AMLO. Pareciera que esta hipótesis se ha caído, pues bajo acuerdo, pactado o no, -difícilmente un joven delincuente podría aceptar- el mencionado narcotraficante estará tras las rejas.

El presidente hizo énfasis en la detención, pero no en los señalamientos de acuerdo, al menos no con el énfasis acostumbrado. Pareciera que López Obrador determinó dejar que los hechos hablaran por sí solos.

Y de esta manera quitarse cualquier acusación en su contra, versiones, presunciones e incluso hasta declaraciones y opiniones de analistas y especialistas en seguridad.

El presidente solo dijo que no hay ningún regalo ni mucho menos por la visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Y está claro que pactos y alianzas con delincuentes de esta envergadura no se pueden tejer y destejer tan fácilmente.

La operación de las fuerzas federales y ordenadas desde Palacio Nacional seguramente ya estaba preparada con tiempo, se estaba cocinando para evitar los menores daños colaterales posibles, pero es evidente que el objetivo tendría que ser capturado.

Tres años después y anteponiendo la seguridad de la población al pedirle se resguardaran en sus casas “El Ratón” ha sido enjaulado.

No faltaron analistas disidentes y retrógradas como el senador del mismo partido gobernante, Morena, Germán Martínez, que señala que un estado y un municipio perdieron su autonomía cuando no salvaguardaron la seguridad de la población o más bien el derecho de libre tránsito, y tener que ser sometidos por el miedo y el terror al pedirles se encerraran en sus casas.

Es bastante estúpido escuchar a un legislador como éste opinar y enjuiciar tan a la ligera. La vida es la vida, y aunque muchos perdieron sus vehículos que les fueron arrebatados para las barricadas y bloqueos e incendiados incluso, la mayoría de la gente se refugió y no hubo pérdidas de vidas de civiles que lamentar. Al menos, hasta el momento.