Dos temas deseo tratar hoy con Ustedes de manera breve.
En marzo del año 2002 el entonces príncipe Carlos, quien en fecha próxima será coronado como nuevo Rey de Inglaterra, visitó la ciudad de Veracruz para estar presente en la Conmemoración del Primer Centenario de la Modernización de nuestro Puerto, cuyas obras estuvieron a cargo de una compañía inglesa.
Su visita le dio un gran realce a las festividades que se llevaron a cabo.
Para dejar registrado este acontecimiento, se contrató a un fotógrafo y camarógrafo profesional, oriundo de esta ciudad, quien tomó videos y fotografías del evento. Este material quedó resguardado en las oficinas de la entonces APIVER.
Ojalá y los directivos actuales de esa empresa, llamada ahora ASIPONA, las localicen y las compartan con la ciudadanía a través de las redes sociales.
Algo muy interesante también sería montar una exposición fotográfica en la Fototeca o en los bajos del Palacio Municipal para que las nuevas generaciones conozcan mejor esa parte de la historia de nuestra ciudad y las personas mayores recuerden con alegría y cierta nostalgia dicho evento.
El conocimiento de nuestra historia nos hará sentir orgullo de pertenencia y sobre todo cariño por nuestra patria chica.
Por otra parte, en septiembre tenemos diversas festividades que nos permiten conmemorar diversos hechos heroicos relacionados con la defensa de la soberanía, como la batalla del Castillo de Chapultepec, al igual que el inicio y la culminación exitosa de la lucha por nuestra independencia.
Esa fiesta es de la nación y desde luego de los ciudadanos, no de las autoridades. Si bien ellas participan en su organización y para ello disponen del dinero de nuestros impuestos, eso no les da derecho a invitar a quien sea sin el consenso popular.
El año pasado invitaron a Díaz Canel de Cuba y a Maduro de Venezuela, quienes disfrazados de gobernantes demócratas llegaron al país, no obstante que en realidad se han convertido en dictadores y opresores de sus respectivos pueblos. En una situación que rayó en lo absurdo, a Díaz Canel le dieron el micrófono y dirigió un mensaje a los mexicanos. Nunca antes un mandatario extranjero había hecho esto en un 16 de septiembre.
A este señor lo sentaron hasta adelante y a Ken Salazar, embajador de nuestro principal cliente, vecino y socio comercial, lo sentaron hasta atrás.
En política la forma es fondo. El gobierno de la 4T siguiendo su acostumbrada línea ideológica apapachó a las dictaduras cubana y venezolana, menospreciando a quien traía la representación del país que nos compra el 82% de nuestras exportaciones, nos presta dinero e invierte en México.
Basta y sobra para que sintiéndose agraviada esa nación por la actitud descortés y retadora del actual gobierno mexicano, nos cierre la frontera durante una semana para que la economía mexicana se colapse y derrumbe. Los gobernantes tienen que medir siempre las consecuencias de sus decisiones, para no perjudicar a México.
Ahora, por su propia voluntad y con una falta de sensibilidad tremenda el presidente López Obrador ha invitado a las próximas ceremonias septembrinas a Evo Morales, quien ya iba derechito a la dictadura con sus constantes reelecciones, incluso por la vía del fraude electoral, como algunos bolivianos lo afirman.
Por si fuera poco invita también a la hija del Che Guevara. ¿Qué mérito tiene ella para ser invitada especial a la ceremonia más relevante de nuestro país?.
Si bien la historia manipulada por la izquierda considera al Che como un luchador social, la realidad es que se trató de un guerrillero y asesino despiadado que cometió infinidad de crímenes en su fallido intento de implantar por la fuerza el comunismo en Sudamérica.
Ojalá y alguien sensato, le haga saber al presidente que algunas de sus amistades personales no cuentan con la simpatía de muchos mexicanos y por lo tanto no deberían ser invitadas a una fiesta que es nuestra, no de él; dicho sea con todo respeto.
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y feliz fin de semana.
/pn
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