El suelo es un recurso clave y un elemento esencial del entorno natural en el que vivimos. En él se producen la mayor parte de los alimentos mundiales, como también es el espacio habitable para todos los seres humanos y animales. Además, juega un papel fundamental en el buen funcionamiento de los ecosistemas ya que contribuye a la regulación del flujo del agua y el clima, la biodiversidad y la captación de carbono.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el suelo retiene el triple de carbono de la atmósfera y puede ayudarnos a luchar contra el cambio climático, unos 815 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y aproximadamente 2000 millones no disponen de alimentos suficientemente nutritivos; esta situación se podría mitigar mediante la gestión adecuada de los suelos ya que el 95% de los alimentos provienen del suelo, pero el problema se centra en que el 33% de los suelos del planeta están degradados.
La sal está presente de forma natural en la tierra y en el agua, y los suelos salinos pueden sustentar un ecosistema sano y rico. El problema viene cuando debido a sequías o actividades humanas inadecuadas, aumenta el contenido en sal de forma excesiva.
La salinización es uno de los problemas mundiales más importantes para la producción agrícola, la seguridad alimentaria y la sostenibilidad, especialmente en las regiones áridas y semiáridas. Ello se debe a que estos terrenos reducen la disponibilidad de micronutrientes y la capacidad de los cultivos para absorber agua. A todo esto, se suma el hecho de que los suelos con salinización reducen su habilidad para filtrar contaminantes, pudiendo hasta concentrar partículas tóxicas para las plantas y degradar la estructura del suelo. Todo ello afecta a la salud de todo el ecosistema, su biodiversidad y a nuestra propia “despensa” mundial, al reducir la posibilidad de que los cultivos crezcan.
En el marco del Día Mundial del Suelo 2021 (5 de diciembre) y su campaña “Detener la salinización de los suelos, aumentar su productividad”, el objetivo es crear conciencia sobre la importancia de mantener los ecosistemas saludables abordando los desafíos en la gestión del suelo, luchando contra su salinización, y alentando a todas las sociedades a comprometerse a mejorar la salud del suelo; a través de la innovación tecnológica, la recopilación de información que ayude a gestionar mejor estos terrenos, nuevas políticas con evidencia científica, la restauración de zonas afectadas y la promoción de una gestión sostenible de estos suelos.
El problema de la salinización afecta a todas las regiones del mundo, amenazando la calidad de sus suelos, lo que limita la producción de alimentos a escala mundial.
El suelo es un recurso clave y un elemento esencial del entorno natural en el que vivimos y en el que produce tanto la mayor parte de los alimentos mundiales como el proporcionar el espacio habitable para los seres humanos y animales. Es muy importante visualizar y sensibilizar a toda la población de ello.
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