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Columna:

De cómo PRI, PAN y Monreal lograron torcer una votación legislativa

2021-08-19 | 07:30 a.m.
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La mesa directiva de la Comisión Permanente interpretó ayer que 23 votos en pro, de 35, no son los dos tercios requeridos para aprobar el dictamen de convocatoria de un nuevo periodo extraordinario de sesiones –cuyo propósito es discutir y votar las leyes Federal de Juicio Político y Declaración de Procedencia, y la Federal de Revocación de Mandato-, y lo ha rechazado, con el beneplácito y algarabía de diputados y senadores del PRI, PAN, PRD y MC.

En cambio, legisladores de Morena, PT, PVEM y PES han acusado al presidente de ese órgano de gobierno -el senador morenista Óscar Eduardo Ramírez Aguilar, considerado alfil del también senador morenista Ricardo Monreal Ávila-, de estar incurriendo en un  “oscuro proceder”, al no reconocer que 23 sí equivale a dos tercios de 35.

Y remachaban: 24 votos –de 35-, que consideran PAN, PRI, PRD y MC para alcanzar los dos tercios, equivalen al 68 por ciento; más de los dos tercios, es decir igual a 66.3. E independientemente de que los números decimales no aplican cuando se cuentan seres humanos, los puntos decimales menores a .5, bajan, y mayores a .5 suben.

La presión de Morena no fue lo suficientemente fuerte como para quebrantar la gruesa costra de cinismo con que ya se maneja y actúa en el Senado Ricardo Monreal, el mandante de Eduardo Ramírez Aguilar.

Discutir el dictamen antes de la votación no fue posible porque, intempestivamente, el monrealista Ramírez Aguilar mandató al pleno votar el dictamen inmediatamente, pretextando que el mismo Ricardo Monreal y le acababa de solicitar aprobarlo por la vía de la urgente y obvia resolución. Por lo tanto, discutirlo saldría sobrando.

La llegada repentina al pleno, del dictamen, agarraba “fuera de la base” a más de 10 legisladores, que esperaban –según había sido anunciado previamente- que se le discutiera –debatiera- y después se votara.

Ni 10 minutos hacía de haber iniciado la sesión cuando, de súbito, Óscar Eduardo Ramírez Aguilar informó al pleno que la Junta de Coordinación Política del Senado –que preside Monreal- ponía a consideración la solicitud de convocar a un periodo extraordinario de sesiones.

En tropel ingresaban algunos al recinto, y se pusieron a votar. Fue tanto el apremio que provocó el intempestivo llamado, que al final un legislador de Morena advertía que cuando menos dos legisladores opositores habían votado a través de sus suplentes, lo que tendría que revisarse, porque esto estaría falseando el voto colegiado de los dos tercios.

Supuestamente, habían votado un total de 35 legisladores, de los cuales 23 votaron en pro, 12 en contra y ninguna abstención.

Bramó desde su escaño el diputado Rubén Cayetano García, de Morena: “mi pregunta es por qué razón, si habiendo un acuerdo de que todos los grupos parlamentarios íbamos a abrir el debate para manifestar nuestras posiciones, nuestros argumentos para poder llevar a cabo, de manera previa a la votación, por qué se omitió esa parte”.

Reforzó ese flanco el petista Gerardo Fernández Noroña: “Pedir 24 votos es 68 por ciento, cuando los dos tercios son 23.1”.

A grito abierto, legisladores de Morena y PT denunciaban entonces a Arturo Garita Alonso, secretario general de Servicio Parlamentarios del Senado, de estar “chicaneando” en  favor de los intereses del PRI y PAN.

Respingó la dinosáurica diputada priista Dulce María Sauri Riancho: “el trámite fue correcto, presidente; sólo falta que usted dicte que se desecha por no haber alcanzado la mayoría calificada de urgente y obvia resolución”.

El diputado de Morena Sergio Gutiérrez brincó al camino: “Haciendo cuentas, presidente, de los 35 que votaron, se tuvo una votación que implica 23.1. Eso es suficiente para acreditar las dos terceras partes”.

Contrapunteó Marco Antonio Adame Castillo, diputado del PAN y ex gobernador de Morelos: “Se ha cantado el resultado y el presidente está en condiciones de declarar ese resultado como válido”. Y remachaba: “Se obtuvieron 23 votos a favor y 12 en contra; eso equivale a 23.33. Lo humano  no se puede fragmentar en decimales”.

Presurosa, la senadora del PRI Claudia Ruiz Massieu Salinas, dijo: “Es falso que las personas se puedan dividir o ser partidas o mutiladas. Por favor, no se alcanzaron las dos terceras partes. Esta discusión es inútil”.

La diputada de Morena María de los Ángeles Huerta del Río dijo: Pido al señor Garita que en este momento saque su calculadora y así sabrá que 23.1 por ciento es el 65% de este Congreso. Por lo tanto, 23 votos son la mayoría necesaria”.

Xóchitl Gálvez, senadora del PAN, sostuvo: “Afortunadamente las matemáticas son una ciencia exacta y no se prestan a política. Hoy no se alcanzó la mayoría calificada simple y sencillamente porque les faltó un voto”.

Entonces César Arnulfo Cravioto Romero, senador de Morena, sostuvo que “ese PRI, PAN, que han arrebatado presidencias de la República por el .56, hoy nos dicen el punto 65, 71, 59 no son dos terceras partes, sino que dos terceras partes es el 68 %.

“Entonces, basta de marrullerías, que se haga un receso, que se consulte y que se revise quiénes votamos, porque cuando tomamos lista muchos de la oposición marrullera no estuvieron y fueron llegando después de que tomamos lista.

“Yo no sé si algunos de los que se presentaron como suplentes de Diputados o de Senadores votaron, y además votaron los titulares”.

Al final fue rechazado el dictamen; pero no como lo quería Sauri, anulándolo totalmente. Fue regresado a comisiones, de donde volverá al pleno la próxima semana. Seguirán PRI y PAN con los nervios de punta.

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