El país se encontraba tranquilo y veía pasar la primavera y el inicio de un ardiente verano con un sólo tema que les preocupaba la pandemia del Covid-19 y las graves consecuencias que reportaba por el despido indiscriminado de trabajadores y el cierre de numerosas empresas, fuera de ello los articulistas capitalinos y locales del puerto empeñados en buscar toda clase de defectos al presidente López Obrador y su peculiar sistema de gobierno, asunto que resultaba engorroso para los lectores y radioescuchas.
Las conferencias mañaneras y las preguntas de retrasados mentales era la única oportunidad de conocer algo interesante sobre la compleja historia y la ciencia política que diserta con profundo conocimiento el mandatario tabasqueño. Era cuestión de esperar que arrancaran las campañas del 2021 y con ello la desagradable guerra sucia a la que nos habían acostumbrado.
Se le ocurre al padre del exdirector de Pemex, Emilio Lozoya, que su hijo no estaba solo cuando ocurrieron los delitos más graves de corrupción de los dos últimos sexenios de Felipe Calderón y Enrique Peña y decido salvarlo con una variedad legal de testigo protegido, al denunciar a sus jefes directos que habían resultados más beneficiados y con penalidades más elevadas surgen los nombres de altos funcionarios intocables como el entonces exsecretario de Hacienda, Luis Videgaray; entre otros miembros del gabinete como Miguel Ángel Osorio Chong, de Gobernación; Pedro Joaquín Coldwell y los entonces senadores panistas que ahora son gobernadores groseros y rebeldes de Acción Nacional.
Antier empezó hablar Lozoya Austin y varios políticos de las cúpulas del PRIAN han emprendido la graciosa huida.
Si bien ha dicho que el presidente López Obrador él no ordenaría la cárcel a los expresidentes también ha dicho que no tiene ningún compromiso y que no es tapadera de nadie.
Uno de los grandes negocios de esa época de derroche fue en la compra de una planta de fertilizantes en Coatzacoalcos donde el gobierno federal pretende recobrar 200 millones de dólares que figuran en el reparto gente bien conocida de esa ciudad de las avenidas.
Dentro de la salpicadera de embutes un reportero de un medio que bautiza como La Molécula, embarró a los entonces senadores priístas Héctor Yunes y Pepe Yunes que tenían que votar por lo que proponía su partido. Lo mismo hizo Humberto Morelli alcalde de Boca del Río.
Los miembros del Partido Movimiento Ciudadano se consideran libres de culpa al no aceptar estos sobornos, donde destacan el coordinador de la bancada Ricardo Monreal y la diputada Zuleyma Huidobro quienes regresaron el dinero.
Muy bien por la gente de Dante Delgado quien buscará la gubernatura de Veracruz y les propondrá a los candidatos panistas Julen Rementería y Miguel Yunes Márquez una encuesta. Porque se siente muy seguro que la ganaría el alvaradeño.
Desde que empezó el sexenio la está trabajando y es sin lugar a dudas el que mejores relaciones tiene tanto en el PRI o el PAN y con el gabinete de primera línea de López Obrador. Del lado de Morena el panorama se ve muy oscuro en cuanto al sector masculino muy diferente entre las mujeres morenistas.
El PRI va a luchar para no desaparecer su registro, el éxodo es impresionante y para el PAN sólo esperan que metan a la cárcel a su expresidente Felipe Calderón para decir adiós.
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