Escenarios de violencia en toda sociedad son parte de la vida privada de las personas y de la apología del delito entre la población.
Por eso, no deben existir conjeturas al atentado en que se dio este martes la privación de la vida de la secretaria particular y el asesor de la jefa del gobierno de la ciudad de México, que encabeza Clara Brugada.
A simple vista son variadas las circunstancias en que la fiscalía capitalina deberán de investigar todas las hipótesis del caso y con ello establecer mediante las pruebas documentales, testigos y de criminalística el caso del homicidio de dos jóvenes funcionarios que tripulaban un auto de lujo.
Por lo mismo, las autoridades deberán establecer las causas más probables del homicidio claramente intencional, pero en donde surgen todo tipo de hipótesis para llegar a la verdad de los hechos y con esto atrapar a los responsables materiales e intelectuales, si los hubiera.
Por eso, es que no se vale la realización de los juicios a la ligera sobre un caso que enluta a dos familias y al gobierno de la ciudad de México, que se encuentra en shock por la relevancia de un caso que pone a prueba a todo el aparato de seguridad y de procuración de justicia.
Lo que, sí ha sido evidente en todo el país, es la creciente ola de atentados en contra de políticos morenistas, y de políticos en general, que pueden ser parte de las reacciones de los grupos en disputa.
También, en los tiempos electorales, como en el estado de Veracruz, algunos casos han pretendido quitarle brillo a un proceso electoral que se da en libertad y con paz.
El Estado de derecho y la seguridad van de la mano y poco a poco se han venido reduciendo los niveles delictivos en donde son mayores los índices de los delitos del fuero común, como efecto de la desintegración familiar y los problemas de educación entre la población en general. Así las cosas.
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