La consulta popular que se ha llevado a cabo anteayer, domingo 1 de agosto, fue un ejercicio histórico, en el que el protagonista central fue el pueblo de México. Pero además ha sido la inauguración triunfal de esa democracia directa que tanto abominan en todo el mundo los acostumbrados a tener los hilos de los poderes económico y político.
No fue gratuito el hecho de que, durante semanas, todos esos grupos y personajes poderosos, que por añadidura han acostumbrado retorcer las leyes hasta convertirlas en instrumentos para el dominio de la mayoría de la gente, estuvieran a ultranza oponiéndose, y batiéndose contra la consulta como acaso estarían batiendo sus alas negras los demonios sueltos en el país desde hace muchos años.
Televisa, Tv Azteca, y diarios como el Reforma, El Universal, Excélsior… y emisoras de radio como Radio Fórmula, estuvieron duro y dale en contra de la consulta, a veces gritoneando, a veces con sus silencios, flanqueando siempre a organismos infames como el Instituto Nacional Electoral.
El resultado de los casi 6 millones 700 mil participantes (muy lejos de los 37 millones que impuso esa mafia que fue arrojada a los infiernos el 1 de julio de 2018, para que la consulta tuviera el carácter de vinculatoria con la Fiscalía y el Poder Judicial) que votaron pidiendo que se sometan a juicio los expresidentes Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña, fue lo de menos.
La importancia estriba en el hecho de que, por fin, por primera vez en la historia de México, la gente ha podido participar de manera directa en una toma de decisión política, más allá de las muchas veces engañosas participaciones populares de las elecciones para elegir a sus gobernantes.
Se ha estrenado el pueblo de México en una toma de decisiones que los poderosos no querían que ocurriera. 97 por ciento de quienes votaron, se decantaron por enjuiciar los expresidentes.
Y además casi siete millones de votantes no son poca cosa, finalmente. Ninguno de los partidos políticos de la oposición, los obtuvieron el pasado 2 de junio, en la elección federal intermedia. Es más, estuvieron lejos.
Casi siete millones de mexicanos queriendo que los ex presidentes sean puestos en prisión, aun cuando la consulta fue sometida a muchas canalladas del infame Lorenzo Córdova, quien está configurándose como uno de los políticos más cerdos (ofrezco una disculpa a los cerdos por equipararlos con el titular del INE), cínicos y sinvergüenzas de nuestro tiempo. Ese sujeto que responde a los intereses de Calderón, Peña, Fox, Zedillo y Salinas en México. Y a los de gobiernos injerencistas como el de los Estados Unidos.
En su mañanera, Andrés Manuel López Obrador paró en seco a los expresidentes –Fox y Calderón se burlan y sostiene que la consulta fue un fracaso-, advirtiéndoles que el resultado no es obstáculo para que sean enjuiciados de todas maneras.
Y López Obrador respondía a quien le preguntó si la consulta no había sido un fracaso: “No. Ya lo dije: la democracia no fracasa. La democracia es el mejor sistema de gobierno y el mejor sistema de vida. Cuando hablan, por ejemplo, de los costos. Con todo respeto, puede ser que se diga: no se elige en las monarquías; pero resulta que nosotros somos una república democrática. No una monarquía.
“Y en las dictaduras pues tampoco hay elección, ni se protesta, ni se garantiza el derecho a disentir. Hay que protestar pero con los dientes apretados. Y México es una república que va a ir consolidando cada vez más su sistema democrático para hacer a un lado, para que se quede en el basurero de la historia el fraude electoral. En vez de un fracaso, la democracia es la opción, la alternativa. El camino a seguir”.
--Al no ser vinculante la consulta, para usted es punto y aparte el juicio a los expresidentes? –le preguntó un reportero.
AMLO respondió: “Yo lo plantee desde que tomé posesión, en la Cámara de Diputados. Dije que había que mirar hacia adelante. Pero el pueblo manda. Y se tenía que dar la oportunidad a que la gente decidiera. ¿Qué iban a hacer los conservadores hipócritas, sino convocaba yo a la consulta? Estarían gritando como pregoneros, de que era lo mismo, que estábamos nosotros garantizando impunidad.
“Ahora, pues fue el pueblo el que decidió participar y con un porcentaje considerable por que sí se investigue, aun cuando no es vinculatorio, y se garantiza el derecho que tenemos todos a una defensa justa frente a una acusación.
“De todas maneras, si se hubiese logrado el 40 por ciento, se tenían que haber un proceso legal y no se podían violar los derechos humanos de nadie.
“Esto es muy importante porque no sólo es un asunto legal. Es un asunto moral y político. A nosotros nos importa más como país que se evite la repetición. La justicia es también lograr prevenir, no sólo castigar.
“Ahora que dicen que es poca la participación, ¿cuántos votaban en el porfiriato. O en todo el periodo posrevolucionario. ¿Seis millones? No.
“Nada más se cumplía con el requisito. Y así fue después. Sólo en algunas elecciones, por ejemplo, la de Vasconcelos como opositor; la de Almazán como opositor; la del general Enríquez. Y, desde luego, la del 88; ahí sí salió la gente. ¿Y qué hicieron? Quemaron las papeletas estos mismos…
“Estamos empezando, dando los primeros pasos para consolidar la democracia en el país. Entonces es nefasto el que los medios de comunicación hacen. En vez de ayudar, obstaculizan el avance democrático de México”.
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