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Por Francisco J. Ávila Camberos
Columna:

Comparaciones y soluciones

2022-07-02 | 07:37 a.m.
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Si queremos vivir mejor en México, como sucede en los países ricos, imitemos lo que éstos han hecho bien.

Si queremos vivir como las naciones pobres y atrasadas, simplemente sigamos imitándolas no obstante sus constantes fracasos.

Hace años se pensaba que la riqueza de las naciones tenía que ver con su extensión geográfica, recursos naturales y número de habitantes, entre otras cosas.

Si esto fuera cierto, el estado de Israel sería muy pobre y los países latinoamericanos muy ricos.

Pero las cosas son exactamente al revés. Israel es una nación bastante próspera. Ha logrado con inversión y tecnología de punta convertir desiertos en emporios agrícolas.

No bastan los recursos naturales, ni la población de un país para ser rico. Tampoco su extensión. La riqueza de una nación está íntimamente relacionada con su sistema y este es consecuencia de la preparación de su gente.

Suiza ni siquiera tiene salida al mar y es un país donde se vive muy bien. Tiene pocos habitantes y una extensión territorial relativamente pequeña comparada con México.

Pero eso sí, tiene un sistema estable y confiable. La propiedad privada se respeta. Durante muchos años ha sido la caja fuerte del mundo. Ahí se refugian los capitales cuando peligran en sus naciones de origen.

México en cambio es pobre a pesar de tener gran variedad de climas, más de 120 millones de habitantes, 11 mil kilómetros de litorales, salidas a los océanos Atlántico y Pacífico, petróleo, minería y aparte somos vecinos del país que más consume gracias a su riqueza.

Aquí surge invariablemente la pregunta: ¿Por qué somos pobres mientras los Estados Unidos son ricos?.

Hablemos de ciudades:

¿Por qué Laredo Texas es rico comparado con Nuevo Laredo Tamaulipas?

¿Por qué Tijuana tiene tanto problemas y San Diego, que su ciudad vecina, tiene tan buenos servicios y mayor seguridad?

En el caso de Nogales Sonora y Nogales Arizona pasa exactamente lo mismo.

De aquél lado prosperidad y de este lado falta de empleo, sueldos bajos, inseguridad y abandono.

Esas ciudades colindantes tienen el mismo clima, reciben la misma cantidad de lluvia, tienen el mismo tipo de suelo y sus habitantes tienen costumbres similares.

La diferencia consiste en que el sistema de allá es mejor, porque se deriva de una cultura y una democracia más avanzada que la nuestra.

Allá obtener un crédito es muy sencillo. Los intereses son bajos. Aquí los intereses de una tarjeta de crédito son del 60% y más. ¿Qué economía puede desarrollarse sanamente con semejantes tasas?

Allá hay estado de derecho. Acá, éste brilla por su ausencia.

Allá la procuración de justicia es ágil. Quien delinque termina frecuentemente en la cárcel.

Allá hay respeto por la propiedad privada. Aquí cualquiera invade o roba y es muy difícil, casi imposible, recuperar lo invadido o lo robado.

Allá se fomenta la creatividad y se dan facilidades a quienes desean invertir y crear empleos. Aquí al que genera empleos le cobran Impuestos a la Nómina.

Allá los políticos tienen que rendir cuentas a la ciudadanía. Acá hacen lo que quieren y no pasa nada.

Allá se fomenta la educación de calidad. A los científicos se les paga bien. Por eso todo el que se supera en otras naciones anhela irse a trabajar allá.

Acá a los que quieren superarse se les ofende llamándoles aspiracionistas.

Allá hay solo dos partidos. Acá son muchos y todos viven del erario. Varios de estos funcionan como centros de negocios o agencia de colocaciones.

Allá se admira y trata de imitarse al que triunfa, al que genera riqueza y empleos. Acá al empresario que prospera y genera empleos se le acusa de explotador, miserable, ventajoso, fifí y conservador.

Allá es muy fácil hacer un trámite. Acá salvo excepciones honrosas y escasas, todo es complicado, engorroso, tardado y obsoleto. Vean nada más las colas para sacar placas nuevas.

Allá la mayoría de sus universidades son de paga. Quienes estudian tienen que trabajar en el verano para reunir dinero para pagar sus estudios. Los maestros sí enseñan y bien. Si alguno no funciona simplemente lo despiden. Las huelgas en las universidades no existen.

Acá predomina la flojera, los puentes largos y cortos, los paros por cualquier tontería, los bloqueos, las juntas de fin de mes que se hacen en horario de clases, por lo que éstas deben de suspenderse. Aparte se “descansa” en los días feriados de ley y de costumbre, más aparte las vacaciones oficiales que resultan ser de casi dos meses al año.

Acá a los maestros exigentes los despiden y a los flojos también llamados maestros “barcos” los alumnos los aprecian, ya que para no enemistarse con nadie, terminan aprobando a todos. Si alguno no cumple con sus deberes y algún director pretende despedirlo, el sindicato lo protege.

Claro que hay excepciones, pero son pocas. Por eso la preparación de los alumnos es tan deficiente, que muchos padres de familia optan por hacer un sacrificio y mandar a sus hijos a las escuelas privadas.

Acá se ha dado la orden de no reprobar a nadie, aunque no haya aprendido nada en la escuela.

Por eso muchos estudiantes de grados superiores apenas saben leer y escribir. Y no se les pida hacer cuentas a mano, porque pocos lo podrán hacer.

Allá los funcionarios y burócratas ganan bien, además de estar capacitados. Aquí se improvisa mucho, ganan poco y por eso algunos tienen que emparejarse mediante la consabida “mordida”.

Si simplemente copiáramos lo bueno de los países triunfadores y dejáramos de imitar a los países perdedores, otro gallo nos cantaría.

No podemos seguir imitando a Cuba, a Venezuela, ni a Nicaragua porque nos irá peor. Esos países están gobernados por dictadores que han terminado hundiendo a sus pueblos en la miseria.

De continuar la línea en que vamos, seguiremos estancados económicamente y podemos llegar a perder nuestras libertades.

Ojalá y despertemos a tiempo para cambiar y mejorar todo lo que haya que corregir.

Algunos filósofos dicen que los animales y las plantas, nacen, crecen, se reproducen y mueren. En cambio el ser humano está destinado no solamente a lo anterior, sino que además tiene la obligación de trascender. Tiene que luchar por dejar un mundo mejor.

Solamente así podrá trascender. De lo contrario su vida será desperdiciada porque será similar a la de un vegetal que no da fruto.

¿No les parece a Ustedes?

Muchas gracias y buen fin de semana.

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