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Como ser atractivo, carismático, sexy, irresistible… usando el cerebro.

2021-09-12 | 04:59 p.m.
Como ser atractivo, carismático, sexy, irresistible… usando el cerebro.
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Desde que el ser humano habita la tierra, incluso en su faceta inicial de homo sapiens hace miles de años, se ha esforzado por ser atractivo para el resto de la manada y con ello, ha desarrollado accesorios, actitudes, arreglo personal y un sinfín de tácticas para ser atractivo, carismático, sexy, irresistible… sin embargo, no todas estas estrategias le resultan atractivas al cerebro.

 

Normalmente, y sobretodo el sexo femenino, utilizamos maquillaje, tratamientos, cambios de imagen, tinte de cabello, bueno… hasta cirugías plásticas para lucir hermosas, sin embargo, cuando un hombre ve por primera vez a una mujer y esta se ha arreglado o cambiado su naturalidad, el cerebro reacciona con cierta desconfianza. Hay algo en el instinto que indica que la persona podrá ser confiable y con ello agradable en la medida que me sea familiar, natural o real. Lo exagerado es rechazado naturalmente, aun cuando ya con el trato, el cerebro llegue a ignorar esta primera opinion instintiva. Por ende, entre más naturales seamos, más atractivos resultaremos.  

Adicionalmente hay algo que resulta muy importante para ser irresistibles y no solo atractivos y es contrario a lo que normalmente pensamos y que nos ha llevado a muchos esfuerzos en mejorar o “adornar” nuestra apariencia. El físico no es lo más importante para el cerebro. La sensación de “seguridad” es mucho más contundente al momento de ver a alguien como atractivo, de tal forma que una persona muy segura de sí misma, que no parezca que será una carga, es mucho más atractiva. Esto nos lleva a valorar al “líder de la manada” como el mejor candidato e incluso llegamos a idealizarlo. Esto aplica tanto en hombres como en mujeres.

Más o menos en la misma línea, el observar en alguien los atributos de resiliencia, saber escuchar, no tener miedo a ser vulnerable, adaptación, flexibilidad de pensamiento y congruencia convierte a esta persona en objeto de nuestro deseo.

Estos atributos pueden ser identificados instintivamente y al cerebro no le hace falta meses y meses para conocer a una persona para darse cuenta de que los posee. En nuestro cerebro existe la capacidad de reconocer estas características en apenas unos segundos. La amígdala, la ínsula y el precunio, guardan información en su memoria ligada a eventos que nos han provocado emociones positivas o negativas, los relaciona con las caras y micro gestos, así como actitudes que estamos viendo y que vimos, y nos manda una señal que normalmente catalogamos como presentimiento o algo que no podemos explicar… “ese no sé qué, que se yo” que nos lleva a enamorarnos perdidamente.

El cerebro, al “tener éxito”  localizando los rasgos que nos agradan en el otro libera endorfina, dopamina, oxitocina… un cocktail bioquímico de enamoramiento y ahí estamos perdidos, pues va a querer más de ello y en ese momento, la apariencia física del otro es totalmente irrelevante. ¿No te ha pasado que te preguntan… y que le ves?, pues eso… la química del cerebro se ha accionado y ya no hay remedio.

En resumen… verse natural, no exagerar, apegarse a la media (ni muy flaco, ni muy pasado de peso, ni muy alto, ni muy bajo, etc.) ser confiable, saber escuchar, no tener miedo al fracaso o a ser vulnerable, en otras palabras, aquello que es netamente humano y real es lo que nos hace ser personas carismáticas y más atractivas ante el resto.

Nuestros recuerdos sobre las personas confiables (papá y mamá regularmente) van conformando nuestro ideal de belleza y será la vara con la que mediremos el grado de aceptación y atracción (o rechazo) que nos produzcan los demás.

Quizá con estos hallazgos revaloremos el tiempo, esfuerzo y dinero que invertimos en nuestra apariencia física y miremos con mayor atención nuestras características personales y valores.

Dejar de tener miedo a ser uno mismo parece ser crucial ante la búsqueda de pareja o ante nuestra reformulación de lo que el éxito en la búsqueda de ser atractivos, sexys, irresistibles pueda ser.

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