El 5 de diciembre de 2016, el periodista Carlos Loret escribió una columna titulada “A Yunes le pidieron piedad”, en la que describía al primer gobernador de Veracruz surgido de la oposición (PAN-PRD) como “el más incisivo, feroz y eficaz investigador de su antecesor: contactó a los prestanombres de Javier Duarte, los amagó, se reunió en secreto con ellos incluso en el extranjero y los hizo confesar sus pecados…”.
“Cuando yo me di cuenta que había debilidad en los cómplices, empecé a localizarlos uno a uno y empecé a sentarme con ellos”, explicó hace cinco años Miguel Ángel Yunes al ahora acérrimo crítico del presidente López Obrador.
Compartió su método a Loret: “Me di cuenta que tenían puntos sensibles y toqué esos puntos sensibles. Y llegó el momento en que se vieron en la necesidad de pedirme prácticamente piedad, a decirme: ‘sí devolvemos, pero por favor no me toque esto, no me toque lo otro’. No puntos ilegales, absolutamente, sino cuestiones de carácter personal, y me senté con ellos y empecé a recuperar bienes”.
“Así, el gobernador entrante fue grabando confesiones y armando con ellas un expediente del que no sabemos qué tan alto salpica y con qué gravedad”, apuntó el columnista, quien recordó que en su toma de posesión Yunes “dejó una clara advertencia al gobierno federal cuando dijo que sigue investigando el tema de las maletas llenas de dinero durante la campaña presidencial”.
“Yo no dejo de acordarme que cuando la conversación nacional era si la PGR procedería contra Duarte, sí, pero contra Yunes también, y que al candidato electo lo arrestarían antes de que pudiera tomar posesión, el propio Yunes declaró que el 1 de diciembre, en su discurso de toma de protesta, haría revelaciones que cimbrarían al país”.
Pero la fecha llegó y “Yunes no empató la expectativa”, comentó decepcionado el columnista.
“Yo no sé si el mandatario tiene o no algo que satisfaga ese apetito, pero sí registro que desde que amagó con desatar tal terremoto, la conversación nacional cambió y ahora en lugar de tener que presentarse ante la PGR a declarar por su pasado, Yunes se presenta en Los Pinos para hablar del futuro, en Gobernación para que le refuercen la seguridad pública y en Hacienda para hablar de con cuánto dinero van a apoyar su gobierno para sacarlo de la crisis en la que lo dejó el prófugo Duarte. De que alguien se cimbró, se cimbró”, concluyó Loret.
Ayer, el columnista Salvador García Soto publicó que Yunes Linares, “con 68 años y con una enfermedad que se le ha complicado”, habría recurrido a “un político del sureste” –presuntamente el exmandatario chiapaneco Manuel Velasco Coello, actual coordinador de los senadores del PVEM– para que intercediera ante AMLO y le transmitiera el siguiente mensaje: “Que tenga clemencia y piedad. Que yo estoy enfermo, que si van contra mí yo puedo responder y dar la cara, pero que a mi familia la respete y no les haga daño”.
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