A nadie le queda duda que el principal activo político de Morena es su fundador, el presidente López Obrador, quien en la mayoría de las encuestas anda arriba del 60% de aprobación popular.
Habrá que esperar las próximas mediciones para ver qué tanto habría sido el desgaste del mandatario luego de los últimos rounds que se aventó en tres impactantes temas políticos, cuyos resultados le han sido adversos: la sucesión en la presidencia de la Suprema Corte, la movilización ciudadana del pasado domingo en apoyo al INE y la inútil pulseada que se acaba de aventar con el archimillonario Elon Musk por la instalación de su gigaplanta de automóviles eléctricos en Nuevo León, la que el Ejecutivo federal pretendió vetar argumentando problemas de abasto de agua en la entidad norteña gobernada por Movimiento Ciudadano.
Seguramente no le harán mucha mella en su base dura de simpatizantes. Sin embargo, el problema será para su partido y las tres principales “corcholatas” –Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López– que aspiran a sucederlo en 2024, los cuales no tienen su arrastre popular y necesitarán del voto de la clase media que cada vez se distancia más de Morena y su régimen de la Cuarta Transformación.
Según las últimas estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), de los 130,2 millones de mexicanos que había en 2022, alrededor del 40% –aproximadamente 52 millones– se les identifica como clase media, un sector importante de la población que se ha expandido en las últimas décadas y que de acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) se define como aquellas personas que tienen ingresos entre dos y diez veces el salario mínimo, lo que en la práctica significa un ingreso mensual de entre 5 mil 335 y 26 mil 676 pesos mexicanos (alrededor de 266 y 1,333 dólares estadounidenses, respectivamente, según la tasa de cambio de febrero de 2023).
Otros informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estiman que la clase media en México representa entre 38 y 43% de su población.
Hace una semana, el portal TheMexicanPress publicó un texto titulado “El 2024, ¿una elección de la clase media?”, en la que retoma los datos del INEGI del año pasado y deduce que “si se estiman 52 millones de personas de este segmento social y votaron 56 millones en el 2018, podrían representar por sí solos un padrón electoral de casi el 93% de lo que fue la participación en la elección” en la que arrasó López Obrador.
Y añade que, “según el INE, en las elecciones presidenciales de 2018 se registró una participación ciudadana del 63.43%, equivalente a un total de 56 millones 594 mil 818 votos válidos emitidos”.
López Obrador ganó esas elecciones con un total de 30 millones 113 mil 483 votos, aproximadamente el 53% de los votos válidos emitidos.
¿Quién de sus “corcholatas” podrá igualar o acercarse a tan tremenda hazaña?
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