La ciudadanía, como concepto, es la condición otorgada al ciudadano de ser miembro de una comunidad organizada.
Para aspirar a tener una ciudadanía crítica y corresponsable con el medio ambiente, tenemos que fomentar la educación ambiental a través de formar una cultura de la conservación y concientizar a la población en desarrollar una ciudadanía crítica, informada y propositiva en temas ambientales, tarea fundamental para comprender y valorar la gran riqueza biológica que habita el territorio nacional, así como comprometerse en su cuidado.
Pese a la gran riqueza biocultural de México, la cultura de la prevención, protección, manejo y uso sustentable de los ecosistemas naturales y su biodiversidad es insuficiente, pues algunos sectores de la sociedad mexicana desconocen la importancia y el valor de los bienes y servicios que proveen los ecosistemas naturales y la biodiversidad.
El cuidado del medio ambiente es una preocupación para la sociedad moderna. El uso racional de la energía, el consumo responsable del agua y una cultura de reciclaje de residuos son algunas de las recomendaciones para hacer responsables a los ciudadanos del medio ambiente.
La ausencia de cultura ambiental constituye un grave obstáculo para transformar los patrones de consumo insostenibles que predominan en ciertos sectores de la sociedad y para erradicar diversas conductas nocivas para el medio ambiente.
Uno de los primeros problemas que se han identificado es que realmente las políticas de conservación solo se enfocan en los cambios que se realizarán al ambiente.
En otras palabras, no se toman un momento para detallar en los cambios que deberemos hacer e internalizar verdaderamente nosotros como ciudadanos.
Sin embargo, a pesar de que han surgido propuestas bien encaminadas, muchas de ellas fracasan a medio camino debido a que nunca llegan a ser verdaderamente adoptadas por la población. Este se trata de un problema ya conocido, en el que la dificultad para cambiar nuestro comportamiento como sociedad se convierte en la protagonista, por el hecho de que muchas políticas de conservación ambiental no toman en cuenta verdaderamente las modificaciones de conducta en los individuos.
Por todo lo anterior se hace urgente formarnos como una ciudadanía ecológica, la cual tiene que velar, desde su presente, sobre las condiciones de sostenibilidad ambiental hacia otros que aún no existen.
Es indispensable respetar el medio ambiente, haciendo un uso racional de los recursos naturales y actuando contra la contaminación derivada de los diferentes procesos de nuestra actividad industrial.
Fomentar el uso sostenible de materias primas y recursos naturales, introducir pautas de mejora continua en nuestro comportamiento medioambiental y cumplir con la legislación vigente en materia de medio ambiente, así como con otros compromisos voluntariamente aceptados.
Y, por último, fortalecer la gobernanza ambiental a través de la participación ciudadana libre y corresponsable en las decisiones de política pública, asegurando el acceso a la justicia ambiental con enfoque territorial y de derechos humanos y promoviendo la educación y cultura ambiental.
#CambiaUnaAcciónCambiaTodo.
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