A diferencia del mandatario de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, quien acaba de ser exhibido en una fotografía acompañado de tres capos de grupos criminales de esa entidad, en Veracruz el gobernador Cuitláhuac García no ha sido vinculado con ninguno de los cárteles asentados en el estado pero sí su secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, a quien una célula ligada al Cártel Jalisco Nueva Generación, a través de un video y un mensaje escrito que dejó entre los nueve cadáveres arrojados el pasado viernes en el municipio de Isla, señaló directamente de proteger a la organización sinaloense de Joaquín “El Chapo” Guzmán.
En la facción dura de Morena, sobre la que el senador Ricardo Monreal, en sendas entrevistas concedidas al semanario Proceso y al diario Reforma les acaba de advertir que su radicalismo para obtener cargos o posiciones políticas los dejará sin país porque “el aniquilamiento sólo deja destrucción”, existe la presunción de que esta nueva oleada de violencia que últimamente se ha vertido sobre la entidad gobernada por García Jiménez sería parte de los escarceos entre los grupos internos del partido obradorista que muy anticipadamente se disputan el poder.
Así, al menos, lo insinúa el articulista de La Jornada y consejero nacional de Morena, Pedro Miguel, quien hace un par de días publicó en su cuenta de Twitter @Navegaciones: “El gobernador @CuitláhuacGJ enfrenta una ofensiva en dos frentes: el de un grupo de senadores y el de la criminalidad organizada. ¿O es un solo frente?”
Curiosamente, tanto en el mensaje escrito que el grupo criminal identificado como “Cuatro Letras” dejó clavado en uno de los nueve cuerpos arrojados cerca del entronque de la autopista Isla-Cosamaloapan, como en el video donde es interrogado un presunto sobrino de Cisneros, sólo acusan de cómplice al secretario de Gobierno, no al gobernador ni al secretario de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado, a quien inclusive le reconocen su “imparcialidad”.
En cambio, al titular de la Segob le recriminan que apoye al Cártel de Sinaloa “y a los Chivos Vázquez”.
“Aquí en la Cuenca del Papaluapan (sic) mandan ‘Las Cuatro Letras’, no te pases de v…”, le advirtieron a Cisneros, quien en estos tres años ha ganado fama de ser el hombre fuerte de la administración de García Jiménez, poder mediante el cual impuso a Verónica Hernández Giadáns y a Gonzalo Medina Palacios, un par de exsubordinados incondicionales, en la Fiscalía General del Estado (FGE) y en la Delegación estatal de la Fiscalía General de la República (FGR), respectivamente.
Y es que antes de sustituir al abogado yunista Jorge Winckler en la FGE, Hernández Giadáns se desempeñaba como directora Jurídica de la Secretaría de Gobierno, mientras que Medina Palacios era director general del Instituto Veracruzano de la Defensoría Pública, dependiente también de la Segob.
Por eso es que ha despertado suspicacias el embate que el grupo criminal ha dirigido sólo contra Cisneros, a quien sus enemigos le atribuyen las amenazas y persecución penal de los adversarios políticos externos e internos de la Cuarta Transformación en Veracruz.
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