La Carta Mundial de la Naturaleza proclama principios de conservación que deben guiar toda conducta humana que afecte el entorno.
Adoptada y proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 28 de octubre de 1982. La Carta Mundial de la Naturaleza reafirma los propósitos fundamentales de las Naciones Unidas, en particular el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, el fomento de relaciones de amistad entre las naciones y la realización de la cooperación internacional para solucionar los problemas internacionales de carácter económico, social, cultural, técnico, intelectual o humanitario.
El documento, aunque no tiene la fuerza vinculante, de un tratado internacional o de una convención, expresa, sin embargo, la obligación moral asumida por los 111 Estados que votaron a su favor (aprobada por 111 Estados, entre ellos México, uno en contra Estados Unidos y 18 abstenciones). La carta tiene sus orígenes en la estrategia mundial de conservación de la naturaleza, elaborada por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), y supone un paso más a favor del medio ambiente. Aunque su carácter es programático, no vinculante, tiene indudables principios de validez moral de modo que, si bien no existe ningún comité de seguimiento de su aplicación, en el supuesto de que un Gobierno haya votado la carta, sus infracciones pueden ser objeto de crítica por la UICN o por cualquier otra organización.
El texto de la declaración consta de 24 artículos, en ellos se incluye una serie de principios generales de carácter filosófico y ético de conservación, una referencia a las funciones y por último la aplicación de los principios; entre los principios generales figuran los de respetar todas las especies, silvestres y domésticas y los hábitats necesarios para este, fin. Asimismo, conservar los ecosistemas y los organismos, así como los recursos terrestres, marinos y atmosféricos. También proteger a la naturaleza de la destrucción que causan las guerras.
Respecto a las funciones de las Naciones Unidas, se expresa en la carta la necesidad de que se tenga en cuenta la capacidad a largo plazo de los sistemas naturales en la planificación económica, el crecimiento de la población y en el mejoramiento de los niveles de vida.
También se tiene en cuenta la diversidad biológica y la belleza natural de las naciones. La agricultura, la ganadería, la silvicultura y la pesca se adaptarán a las características y posibilidades naturales de las diversas zonas.
La Carta Mundial de la Naturaleza es un llamado a construir una relación de equilibrio y armonía entre las personas y el medio ambiente. Que nuestro paso por el mundo se guíe por el respeto y conservación de nuestra riqueza natural.
#CambiaUnaAcciónCambiaTodo.
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