Carroñeros se asientan en morena

I. Movimiento social o partido político

A ocho años de transformarse el Movimiento de Regeneración Social a partido político, Morena enfrenta un grave proceso de democratización, Versus estricto control por la dirigencia. Abrirse al cambio para transformar la realidad imperante es un proceso muy complicado, primero ante todo por los tradicionales chapulines que brincan y brincan por donde huelen poder, añadido con los vicios de sus partidos de origen.

Brincan por no tener respaldo para ocupar posiciones mejores, saltan en búsqueda de mejores opciones ante el grupo político en el poder real, se venden ante oportunidades que se vislumbran en lo inmediato. Profesionales de la política que se apañan al poder, lo vivieron en el 2000 con la caída del PRI y se fueron al PAN, ante la aplastante caída de la decena trágica 2000-2012, retornan a su partido original para sumarse al exterminio de los recursos energéticos y deterioro gravísimo de la educación y la salud, pero ante el triunfo de las bases de Morena en el 2018, no les quedó más que refugiarse al proceso transformador, abandonando la derecha del realismo revolucionario contra la ultraderecha conservadora, mustia, de doble cara del panismo más aberrante.

Y así brincaron y así los recibieron y viciaron un movimiento auténtico que debutaba como partido político para lograr el triunfo electoral de una izquierda centrista. Gente honesta, defensor de causas reales, luchadores sociales pero sin la experiencia de ser legislador, juez, ministro, funcionario público en los tres niveles de gobierno.

Trabajadores, educadores, oficinistas, obreros, campesinos, vendedores ambulantes hartos del desmadre político y económico que los partidos le hicieron a su país. No supieron decir basta a tiempo y la carroña los carcomió. Su inexperiencia los hizo sucumbir al control de los carroñeros.

“El problema del Partido Político, en el pensamiento de Gramsci, está enmarcado dentro de su política. Política que es Historia y que es Filosofía. Surge como problema, cuando no lo encerramos en los moldes «tradicionales» o meramente «internos» de la política partidista «marxista«, sino dentro de la visión y práctica de la problemática «fenomenológica» de la moderna teoría del partido.

Gramsci estudia el Partido en su historicidad concreta, o lo que es lo mismo: el estudio histórico-crítico del Partido como un elemento más de ese todo social que es la realidad objetiva, aprehendida ésta como un bloque histórico concreto, en donde el Partido debe ser Príncipe moderno, activo y operante, en orden a ir elaborando, como parte del movimiento del proletariado, los nuevos perfiles de una nueva cultura que conlleve a la creación de una nueva sociedad.

Por consiguiente, Gramsci estudia el Partido dentro de la sociedad civil, dentro de lo que otros pensadores llamarían una teoría moderna del partido de masas”. (kmarx.wordpress.com).

John Ackerman, el más visible opositor del “multipartidismo” de Morena: “A pesar de todas las irregularidades, hay que votar La lección de AMLO es siempre apostarle a la resistencia pacífica y la participación democrática, nunca caer en la provocación ni el desánimo. Morena es de las bases y jamás nos moverán… las huestes trataron de amedrentarme, pero jamás cederemos a las presiones y las agresiones de los mafiosos que quieren apropiarse de nuestro partido-movimiento. ¡Hasta la victoria, siempre, camaradas!..”.

Cabe recordar que el académico ha exigido en varias ocasiones la salida del dirigente nacional de Regeneración Nacional, Mario Delgado, y la secretaria general, Citlalli Hernández, por “traicionar a la militancia”. El pasado 21 de octubre del 2021, John Ackerman evidenció que un “importante dirigente” del partido fundado por Andrés Manuel López Obrador, tendría en la mira a todos aquellos que hagan públicas las diferencias internas. “Quienes dicen esto son los mismos que defienden las estructuras paralelas al margen del estatuto y abogan por abrir a Morena sin ton ni son a todos los priistas y panistas que quieran subirse al barco”.

Jorge Zepeda Paterson, en Sin Embargo, El País y Milenio, como el analista político más equilibrado que tiene este país: ¿Cómo dimensionar lo que sucedió este fin de semana en las elecciones internas de Morena? ¿Convertir los muchos o pocos casos en los que hubo irregularidades e incluso violencia en la prueba definitiva de que se trata de un movimiento éticamente podrido?, como dicen comunicadores críticos. ¿O asumir que tales incidentes son meros negritos en una inmensa olla de arroz, en una jornada histórica en la que participaron 2.5 millones de personas, como afirma el Presidente?”.

En suma, ni tanto que queme al santo ni tanto que no lo alumbre. Me parece que las dos partes tienen motivos para preocuparse. Morena, está claro, tiene un largo camino para que sus prácticas estén a la altura de la prédica moral de su líder y fundador. El propio López Obrador lo reconoce así; su retiro en 2024 extiende inevitablemente un manto de incertidumbre sobre el futuro comportamiento del partido.

Hay un esfuerzo visible para conseguir que sean las mayorías las que tomen las decisiones, pero son evidentes los esfuerzos que los políticos realizan para manipular el proceso en su favor. Y por lo que respecta a los críticos del obradorismo y más allá de esta oportunidad coyuntural para desgastarlo, tendrían que asumir los otros datos que arroja este ejercicio.

Una capacidad de convocatoria y movilización enorme y a lo largo de todo el territorio nacional. Una fuerza que está a años luz de cualquier otro partido y deja ver que por el momento la batalla por la geografía y por la demografía ha sido ganada por el partido en el poder. Una jornada de claroscuros que no admite lecturas fatalistas pero tampoco fanfarrias.

2. El legado de López Mateos

No solo la nacionalización de la industria eléctrica nacional, ni sostenerse como única nación en contra de la expulsión a la OEA de la Cuba revolucionaria, sino también durante su administración se crearon el ISSSTE y del Museo Nacional de Antropología, pero además se creó el Tren Chepe, el extraordinario recorrido ferroviario que cruza todo el territorio de la Tarahumara, que representa hoy un filón en la vertiente turística no solo de Chihuahua, sino del país ante el mundo.

Hoy Andrés Manuel López Obrador incursiona en el rescate del sistema de salud social y la educación pública nacional, entre sus enigmáticas obras destacan la refinería de Dos Bocas, el aeropuerto Felipe Ángeles, el corredor transístmico que unirá Pacífico y Atlántico de Salina Cruz, Oaxaca, a Coatzacoalcos, Veracruz. Sino además emprende la construcción del Tren Maya que atraviesa cinco entidades en toda la riqueza ecológica, antropológica, social y cultural del sureste del país. Dos visionarios sin duda.