Comienzan los cierres de las campañas políticas con los clásicos aderezos de los últimos intentos de guerra sucia, sin efecto de que se cambie el verdadero rumbo de las intenciones del voto de los ciudadanos en cada región, distrito o entidad.
El voto es secreto y la gente se guarda celosamente una decisión reflexionada con anticipación y sólo un mínimo de electores del padrón electoral son los indecisos.
Mientras, que los escépticos que no se quiebran la cabeza y les vale el rumbo del país y la política, simplemente no votan, al creer que en el último siglo todo es más de lo mismo y por eso el alto nivel de abstencionismo.
Por eso, aquí no valen guerra sucia, descalificaciones, o las quejas con todo y lloradera de siempre de que el mundo esta lleno de los arrepentidos.
Y todo es muy simple, los que viven de la política y sacan raja de la política, son los que llevan agua a sus secos molinos, se cortan las venas por sus colores y hasta hacen berrinches, como si se ganaran un Ariel por la actuación.
La civilidad política, la tolerancia y la aceptación de vivir en democracia, es algo que no se perdona en este país, porque los clasemedieros que antes vivieron en casas de piso de tierra, en el campo y vinieron a estudiar a la ciudad, y ahora son profesionistas, les dan a los hijos una vida de ostentación y riqueza, al olvidar su propio origen de la pobreza y que se superaron y hasta les cambió la forma de caminar.
Esa gente, que no pisa el suelo al caminar como si levitaran, son los que niegan el respaldo y justicia social por los pobres de este país, empoderados por el voto y respaldados por un gobierno que les ha tratado de hacer justicia y a diferencia del pasado, que vivieron bajo el peso de la bota del poder, la humillación con la corrupción y la impunidad, ahora son los olvidados empoderados.
Y es que, a los que les cae muy gordo AMLO, por tener un gobierno que ayuda a los pobres, pretenden cambiar la película, y vender la suya la de los noventa años de PRI “súper honesto y generoso” que se erige con más santidad que la propia madre Teresa, y eso la gente no lo cree.
¿Entonces que va a pasar en la elección del 2 de junio?
Lo que todos saben, predominará el triunfo por el segundo piso de Morena con los cargos ejecutivos importantes en la presidencia con Claudia Sheinbaum, Clara Brugada como jefa de gobierno en la ciudad de México y Rocío Nahle como la primera mujer gobernadora en Veracruz, y muchos cargos más en la disputa.
Y en el famoso voto cruzado, como voto de castigo a los del pasado es que se les dará la oportunidad de ocupar cargos legislativos con todo y su caudal de pecados, para aquello de los pesos y contrapesos del poder.
En pocas palabras, es como si a los de la oposición los ciudadanos los pusieran a hacer el trabajo sucio, mientras se innovan y se adaptan al cambio y se olvidan de los Alitos, Markos Cortés y Chuchos, que son pulpos chupeteadores, cafiaspironomicos, Juanletranescos, corruptos y todo lo que se les ocurra, como lo decía en la carpa don Jesús Martínez “Palillo”, inolvidable y que al final de la función cada noche corría el riesgo de ir a dormir al bote por osado y crítico con los políticos de aquella época.
Y es que el “tsunami de AMLO, se llevó” aquel 1 julio de 2018, a los noventa años de la llamada “dictadura perfecta”. Andale.
Por cierto, con la disputa mediática por el tema de los “Pepes”, y no los de los perseguidos de Pablo Escobar, es que el debate de las campañas políticas se pierde en temas que a la gente no le interesa escarbar en asuntos de terceros, que son de la nota rosa del Hola y no de la verdadera política.
La guerra sucia llegó a su fin y ahora todos a reflexionar el voto, en donde no hay mucho que pensar por el presente y futuro, con el voto juvenil que va a decir el verdadero rumbo. Ahí está el detalle, diría don Mario Moreno. Así las cosas.
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