Los spots de las campañas políticas son parte de la más feroz guerra de los partidos políticos en donde las descalificaciones, son parte de lo mismo de siempre, pero ahora con más intensidad.
Los partidos políticos dejaron de lado las propuestas que quieren escuchar los ciudadanos, y en lugar de eso son los ataques de siempre que permean y complican a los escenarios políticos.
Por eso, los electores están desconcertados y en este momento no se dejan influir por ese tipo de mensajes de descalificaciones en una guerra sucia de los partidos políticos.
Por cierto, Ricardo Salinas Pliego, ocupó sus propios espacios mediáticos para hablar de un cambio cultural para la innovación incluyente, y exhorta a un futuro próspero para una mentalidad ganadora.
El Centro Ricardo Salinas Pliego, inicia con seis líneas dirigidas hacia la prosperidad, que busca el bienestar de las empresas y poder pagar sueldos. Son ideas dice, para crecer en la libertad e innovación que necesita el mundo.
En la realidad los buenos propósitos y anhelos son parte de una condición natural del ser humano, que se enfrentan a los personajes dueños de los centros laborales en donde en la realidad se viven momentos difíciles con quienes detentan el poder económico y poco o nada pueden hacer en contra de quienes dueños de empresa y medios de comunicación dominan al mundo, y poco hacen para permitir que esos sueños lleguen a la gente que a base de superación logren un propósito de ese tipo, cuando antes crecieron en esa relación de antes de gobiernos y empresarios.
El ideal es que los jóvenes que buscan la superación personal y sean emprendedores, y nunca pidan un préstamo a las empresas de estos personajes que se convierten en un infierno con quienes dicen apoyar para acceder a satisfacer las necesidades primarias y al final son un mal muy difícil de quitar cuando sea cae en la suspensión de pagos por desempleo.
Ojala, y el presidente AMLO, reaccione a tiempo y pueda hacer que todas las empresas cumplan con sus pagos de impuestos y de esa forma no pretendan retornar a la época de que ofrecían espejitos a cambio de impunidad, y precisamente nadie les cree.
Aunque, como dicen de buenos deseos está lleno el cielo y algo real, en plena pandemia la mayoría de los empresarios se preocuparon por adelantar cobros, reducir plazos y extremar complicaciones a los padres de familias y usuarios de las muchas empresas de telefonía e internet, que a causa de las clases en línea en donde niños y jóvenes han sufrido mucho a causa de la imperiosa necesidad de los estudios a distancia y las tarifas costosas.
Por eso, el presidente AMLO, tiene razón y ha puesto mucho interés en que los maestros se vacunen pronto, y se reestablezcan las clases presenciales para que vuelva a la normalidad a quienes ya no pueden pagar sus cuentas de los servicios de internet, telefonía y televisión por caros.
Los buenos deseos y los discursos de algunos empresarios, la gente no les cree ni les hace caso, porque les conoce en su alto nivel de ambición desmedida, en donde ni el gobierno federal osa molestarlo o simplemente ejercer algún control oficial para frenar sus abusos, mientras siga imperando la ley de la selva y del poder del fuerte sobre el débil, esto nunca va a cambiar. Así las cosas.
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