Cambio de mando o de modos en el puerto

Antes de la llegada de Romel Eduardo Ledezma Abaroa a la Administración del Sistema Portuario Nacional de Veracruz (ASIPONA), marinos mercantes advirtieron de la complejidad y problemáticas que arrastraría designar a un mando militar al frente del puerto de Veracruz, debido al desconocimiento en temas de negocios internacionales, logística y la comunidad portuaria misma.

Pese a ello, los empresarios que caminan y se mueven en el puerto decidieron darle un voto de confianza y respaldar su llegada, incluso encontrando la disciplina y el rigor castrense como características que darían fortaleza a la operación del recinto portuario.

La llegada del exfuncionario de la Secretaría de Marina-Armada de México al entonces Apiver (hoy ASIPONA), ocurrió en medio de la pandemia de covid-19 y por lo tanto en un momento de complejidad para las actividades económicas, principalmente para las relacionadas con el comercio exterior.

En ese momento y al menos en los dos años siguiente hubiera sido complicado juzgar su desempeño. Podría decirse, dando el beneficio de la duda, que supo acoplarse a las necesidades que exigía la nueva normalidad.

Sin embargo, en un periodo postpandemia, en donde todo lo que ocurra dentro del puerto de Veracruz es su responsabilidad, el almirante no ha salido bien librado. Por el contrario, esa disciplina y orden militar que el empresariado que integra la comunidad portuaria veía como fortaleza, ahora le está jugando en contra.

Las muestras del descontento por su desempeño se ventilaron desde mayo pasado, cuando la Aduana de Veracruz presentó fallas por desperfectos en sus equipos de revisión no intrusivos y obligó a operadores de camiones de carga -unos 4 mil diarios que son despachados en el puerto-, a esperar hasta 12 horas para poder ingresar y salir del recinto portuario.

El caos de aquel momento tuvo que ser apagado por la iniciativa privada, la incapacidad del funcionario al frente de la ASIPONA lo hizo recurrir a la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (CANACAR) para participar como intermediario y conseguir que se levantara un plantón que duró dos días, con pérdidas millonarias para ese entonces, calculadas en 150 millones de pesos.

En ese momento, un empresario que conoció de cerca esas negociaciones contó en corto que el interés de la iniciativa privada por resolver el conflicto fue meramente por las pérdidas económicas que estaba causando el conflicto, pero fue el punto de quiebre que llevó al rompimiento con el director de la ASIPONA.

Este martes 29 de agosto, la CANACAR por fin tronó y lo hizo en público. El delegado de este organismo empresarial, Luis Exsome Zapata, exhibió en una entrevista con reporteras y reporteros que cubren la fuente empresarial, que el titular de la ASIPONA debía irse, renunciar o ser despedido, por la incapacidad para administrar el puerto.

La lejanía que mantiene el funcionario entre el puerto y la opinión pública desde su llegada da muestra de su ideología como director del recinto portuario. No se da cuenta que en lugar de un apego estricto a la disciplina militar debe entender ese apego y cercanía que existe desde siempre entre el puerto y su comunidad.

Para muestra lo que hizo al día siguiente de que pidieran su renuncia. Romel Ledezma, lejos de buscar limar asperezas con el sector empresarial, se metió en otro conflicto. La misma tarde que pidieron su salida, ordenó de manera arbitraria el cierre del acceso de pescadores a Playa Norte.

Sin ningún aviso previó, se colocó una barda de concreto y se instalaron varias patrullas de la SEMAR para recibir a los pescadores que en la mañana del miércoles llegaron a su lugar de trabajo. En medio de la amenaza de este gremio y sin la iniciativa privada como aliados, tuvo que recular en su decisión y sentarse a dialogar para reubicarlos el mismo día que pretendía hacerlos a un lado de sus áreas de trabajo.

A estas alturas, ya no hay marcha atrás en el descontento de la comunidad portuaria contra el director de la ASIPONA y en breve estaríamos viendo su relevo. Si no es así, esperemos más conflictos en el puerto más importante del país. Ya se verá.

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