Ascenso a la Matlalcuéyetl

Llegaron a  los pies de la Matlalcuéyetl, después de haberse deleitado de todos aquellos hermosos paisajes que solo se perciben en su majestuosidad cuando simplemente el alma se permite ser abrazada por Ella. El bosque los estaba recibiendo con sus olores tan peculiares, las subidas eran cada vez más exigentes, sin embargo sabían que aún faltaban subidas más tenaces y exigentes. Pidieron el permiso pertinente para adentrase, Eduardo Jacome tocó el caracol, el viento se hizo presente con un ligero zumbido y la fuerza del viento hacía que las hojas secas cayeran en forma de lluvia. 

La paz y frescura de aquel hermoso lugar tenía la magia de llenar el alma de cada uno de los caminantes, quienes se encontraban con caballos, perros y algunas personas realizando la misma caminata pero de forma recreativa, también se hallaban familias enteras compartiendo un día de campo.  El Siervo iba con la certeza absoluta de que era el lugar propicio para elevar el siguiente rezo. Dorian cada vez se sentía más empoderado a pesar del dolor de sus pies, ya había llegado demasiado lejos, y quería conquistar ahora la cumbre, tenía dudas de hacerlo sin embargo su esencia le exigía vencerse a sí mismo para ser uno con la cima.

Todos juntos iban cantando y caminando felizmente, percibiendo la pureza de la montaña, Colibrí recordaba sus años de joven cuando era montañista profesional, ahora regresaba a aquella gran maestra con dos bebés, uno en brazos y el otro a días de nacer, así que no se esforzó mucho en andar, de por sí había tenido un embarazo de mayor cuidado; en el silencio de su ser ella les comunicaba a los guardianes de los rumbos todo el camino andado previo a ese momento y les presentó sus retoños y la nueva vida que había entretejido a lado de su amado Siervo y de sus grandes amigos y hermanos  del camino del Renacimiento. 

Llegaron al albergue del Issste, sabían que venía una noche de conexión con el fuego, comieron unas deliciosas quesadillas, un café de olla con canela y endulzado con piloncillo, las conversaciones fueron fraternas.  Siempre los caminantes cuando se reúnen se siente un ambiente familiar, en donde la hermandad se fortalece y se enaltece.  Después se reunieron todos en la misma cabaña, encendieron al abuelo fuego con leña y siguieron compartieron risas y alegrías, después se fueron a descansar a sus cabañas, la noche fue fría y serena.  

Salió el sol y un nuevo día fue anunciado por el trinar de las aves de la montaña, recibieron al Dr. Jorge Flores y a la familia de Colibrí, Itzel estaba casi lista para subir la montaña, nunca antes había hecho tal proeza, en realidad no sabía lo que le esperaba y llevaba en la mano un bolsa de tela con un poco de agua y barras de amaranto. La gran Jefa Nenqui era la portadora del fuego, estaba bien preparada para subirlo hasta la cima y ahí entre todos hacer el gran rezo maestro, la siempre contemplación del silencio y conjunción de sentimientos puros por el Renacer de México.  Nenqui era una mujer medicina y Generala de Danza, no solo tenía la gran fuerza del espíritu sino también el conocimiento propicio para hacer cumbre con el abuelo fuego.  MaryTere y Lalo Jacome, estaban más que listos y bien equipados, Dorian llevaba de calzado los famosos “crocs”, el decía que eran los mejores zapatos para caminar, Jorge Flores llevaba su panhuéhuetl, el Siervo con su mochila de ataque y bastón estaba listo, ya había subido dos veces anteriores la Maliche, así que sabía muy bien a lo que se enfrentaba, Edna y su novio lucían enamorados y dispuesto a caminar y disfrutarse, Izipactli al pendiente de todos, Dany Diaz llevaba los cantos de Krishna y Colibrí se iba a quedar con su amada madre y tía esperándolos con todo el amor y rezando para que su ascenso estuviera lleno de victorias. 

(Continuará...)