Poderoso caballero es don Dinero, ya lo decía Francisco de Quevedo en esas octavillas inmortales. La mala fama de ese caballero poderoso frecuentemente va acompañada por la de una poderosa dama, Doña Mentira, ambos utilitaristas, vulgares, interesados e hipócritas.
En México hemos visto cómo el poder del dinero y la mentira se han unido en múltiples ocasiones para tratar de detener las profundas transformaciones que ha habido en nuestro país. El poder virreinal unido a las mentiras esparcidas por clérigos conservadores y terratenientes españoles enfrentaron a las huestes sucesivas de Hidalgo, Morelos y Guerrero, hasta que al final la verdad de la independencia se impuso.
En la Reforma y la gesta contra la intervención francesa el poder económico de la Iglesia y las mentiras de los conservadores no pudieron contra la honestidad, valentía y vocación republicana de los liberales, encabezados por Juárez. En el Porfiriato se sumaron los poderosos intereses de los hacendados y las falsedades de la prensa vendida al poder porfirista para intentar detener la vorágine de la revolución en ciernes. Después, ese mismo poder económico que quedó en pie alentó el golpe de Estado contra Madero y Pino Suárez, a través de la denostación que se publicaba en los medios de la época.
Durante mucho tiempo en México los medios de comunicación estuvieron al servicio del mejor postor, económico o político. Se opusieron denodadamente a los intentos de transformación que se dieron en México desde 1988. La llegada de López Obrador a la presidencia de la República estuvo enmarcada en múltiples mentiras de todo tipo. Al final, se contó con un cambio inesperado en la tecnología de la comunicación, llegaron las redes sociales y democratizaron el acceso a la información.
La derecha y el poder económico que representan tuvieron que enfrentarse a la nueva realidad sin saber qué hacer al principio. Poco a poco descubrieron el sistema de robotización que se ideó para multiplicar los anuncios comerciales en las redes y lo han estado usando para tratar de incidir en la nueva realidad de la comunicación en México.
Eso viene al caso porque para nadie es un secreto que en México se ha desatado una embestida de algunos personeros de la derecha, tratando de confundir a la gente y enturbiar los proyectos de cambio. La marcha contra AMLO instigada por la organización fascista FRENA se organizó a través de los nuevos vínculos que permiten las redes sociales.
El uso recurrente de bots de varios detractores de la 4T, utilizando su poder económico y vinculándolo al poder de la mentira, es la apuesta para minar las bases de credibilidad de la gente. No obstante, no han logrado mellar sustancialmente ni la imagen presidencial ni la del proyecto de transformación, que sigue su curso. El aplanamiento de la curva de las mentiras también ha sido exitoso en este nuevo régimen.
En Veracruz, la mafia yunista que trató de detener el ascenso al poder de la 4T sigue intentando con mentiras obstaculizar los avances del gobierno transformador de Cuitláhuac García. Esas mentiras soslayan algo fundamental. A un año y medio de su administración, el gobernador ha logrado cambiar el escenario político veracruzano.
Las principales instituciones favorecen ahora su gestión, el Congreso local y el poder judicial para principiar. Pero además, en la Fiscalía General, en la de Anticorrupción y en el ORFIS, para citar otras, quienes dirigen esos órganos ya no responden a la vieja usanza del poder. La nomenclatura tradicional veracruzana ya no tiene el control político. En muy poco tiempo se ha modificado radicalmente la escena veracruzana y los vientos soplan a favor de los cambios propuestos por la 4T. Por ello, la confianza del presidente de la República en la transformación de Veracruz y en su gobernador se renueva en cada visita que hace a nuestra entidad.
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