Todavía no empiezan formalmente las campañas municipales, pero el senador con licencia Ricardo Ahued ya comenzó a lanzar metralla contra David Velasco Chedraui, quien finalmente amarró la candidatura común a la alcaldía de Xalapa por la coalición PRI-PAN-PRD, luego de que el pasado jueves 1 de abril, a escasos minutos de que venciera el plazo legal, las dirigencias estatales y nacionales de los tres partidos de oposición lograron ponerse de acuerdo para postularlo en la capital del estado.
“No por ser empresario puedes ser buen gobernante, es tu trayectoria, los años de vida que te conozcan; y a la gente no la engañamos, ya sabe a qué aspira cada quien”, declaró este lunes el precandidato de Morena sobre Velasco Chedraui, quien hasta ahora se ha mostrado muy respetuoso hacia AhuedBardahuil.
Quienes presumen de conocer bien a don Ricardo les ha sorprendido su arremetida contra David, quien casualmente lo sucedió en la alcaldía xalapeña en enero de 2008. La explicación más lógica que dan a la reacción de Ahued es que el precandidato de Morena habría comenzado a evidenciar su nerviosismo ante un escenario electoral adverso y frente a un candidato muy competitivo, tanto por su buena imagen personal como por las estructuras de las tres fuerzas políticas que lo arropan.
Las reacciones que desató en las redes sociales la consolidación de la alianza opositora en Xalapa han comenzado a generar la percepción de que la contienda electoral se polarizará entre los candidatos de las coaliciones Morena-PT-PVEM y del PRI-PAN-PRD, lo que el propio Ahued ha reforzado con su embate directo contra Velasco Chedraui y soslayando la participación de otros aspirantes de peso, como el exrector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, quien será postulado por Movimiento Ciudadano.
La preocupación de Ahued es entendible, ya que nunca antes, en las cuatro elecciones que lleva en 17 años, había experimentado esta sensación tan real de una posible derrota, pues no solamente deberá enfrentar a sus adversarios externos sino también a sus enemigos internos de los tres niveles de gobierno: federal, estatal y municipal, que además de considerarlo un extraño en las filas de Morena lo ven como un potencial rival para la sucesión gubernamental de 2024 si es que arrasa en las elecciones municipales de junio próximo.
Como candidato del PRI jamás padeció una situación así. En 2004, por ejemplo, en su debut como candidato a presidente municipal, fue arropado por el alcalde Reynaldo Escobar y el candidato a gobernador Fidel Herrera. Escobar Pérez no sólo le financió la campaña sino que puso a su disposición toda su estructura electoral que anteriormente había operado para Convergencia por la Democracia, hoy Movimiento Ciudadano.
En 2009, ya distanciado políticamente de Reynaldo, ganó la diputación federal por el apoyo de Herrera Beltrán; en 2013 la diputación local por el respaldo de Javier Duarte, y en 2018 la senaduría por Morena gracias al llamado “efecto López Obrador”. Hoy le soplan vientos huracanados.
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