En estos últimos días vivimos en México un clima de crispación que poco nos ayuda a salir adelante, porque los conflictos que provocan los políticos, permean en la población y hacen que ésta se polarice, divida y termine enfrentada.
Basta ver el nivel de agresividad que hay en las redes sociales donde escondidos en el anonimato de un seudónimo o bajo nombres reales o inventados, se agrede, insulta y descalifica a quienes piensan distinto.
Esto es reprobable porque el nivel de diatriba va en aumento y además porque estamos perdiendo la capacidad de analizar, de razonar, de debatir y sobre todo de conciliar. Una nación dividida contra sí misma es presa fácil otras más poderosas.
Recordemos que el país no es de una sola persona, ni tampoco de un partido o de un grupo.
México nos pertenece a todos los mexicanos; sin distinción de raza, credo, edad, género, nivel cultural y situación socioeconómica. Nos pertenece a las actuales generaciones pero sobre todo a las futuras.
Por eso necesitamos unirnos para cuidar al país, protegerlo y defenderlo, si es que realmente deseamos mejorarlo y sacarlo adelante.
Al final de cuentas, recordemos que nadie es el poseedor de la verdad absoluta y que divididos y enfrentados no llegaremos a ningún lado.
Algunos políticos por desgracia hacen una labor poco constructiva ya que en lugar de promover la unidad, el entendimiento y la concordia para solucionar de raíz nuestros añejos problemas, se dedican a dividir, a atacar y descalificar a quienes piensan diferente y también a considerar enemigos de la patria a quienes les cuestionan su falta de resultados.
Dicen combatir la corrupción y trabajar a favor de la transparencia; sólo que esta última anda muy estropeada y además bastante opaca.
Por eso, en lugar de aclarar las dudas, de reconocer los errores para enmendarlos y de aceptar que existen ineficiencias para corregirlas; algunos políticos se excusan culpando al pasado de todo lo malo que hay en el país, sin tomar en cuenta que en determinados y sonados casos, ellos mismos fueron quienes estaban en los puestos de mando, donde se tomaron o avalaron decisiones, que con el tiempo han quedado en entredicho.
El muy lamentable y trágico accidente de la Línea 12 del metro sacó a la luz pública todas las ineficiencias, vicios, defectos y errores que pueden generarse cuando se suman la prepotencia, la incompetencia, la cerrazón, los intereses creados y la corrupción.
Para comenzar a curarnos de estos males, nuestras autoridades deben empezar por reconocer los errores cometidos, enmendarlos y sobre todo promoviendo la unidad y la concordia entre todos los mexicanos.
Sería éste el principio de una noble y gran tarea, para así empezar a componer y enderezar las cosas, antes de que el destino nos alcance.
No les parece a Ustedes?.
Muchas gracias y buen fin de semana.
Hasta pronto.
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