Sin duda, el tiempo actual, la nueva forma de hacer política y las redes sociales han generado un notorio impacto en la sociedad, y en el acontecer de la vida de los ciudadanos, con un cambio en las formas de manejarse de los actores de un proceso electoral.
Aquí en Veracruz hay quienes todavía no despiertan del letargo y es evidente que se mantiene la vieja escuela que instauró el antiguo régimen.
Por ejemplo, nadie puede negar el fenómeno López Obrador, en el 2018 con las plazas públicas abarrotadas de gente en apoyo del ahora presidente, sin embargo, las columnas periodísticas no hacían otra cosa más que hablar de las cualidades del abanderado priistas, José Antonio Meade.
Esto a pesar de que Andrés Manuel llevaba 30 puntos de ventaja, algunas encuestadoras lo colocaban en empate técnico con Meade. Al final, la realidad imperó y hoy gobierna la 4T, es decir el más adelantado.
Analistas reflexionan sobre lo anterior y destacan que, en la actual contienda en Veracruz parece repetirse las mismas circunstancias, así como las posturas reaccionarias de los adversarios. Por un lado, la candidata de Morena Rocío Nahle se dirige a las plazas públicas con un lleno presente, sin dejar un día que no recorra el territorio veracruzano, con un discurso y libreto bien estructurado y sin distracciones.
En cambio, ha sido evidente que enfrente, el candidato contrario , Pepe Yunes sostiene “encuentros” que no son más que pequeñas reuniones con sectores que escuchan un discurso aburrido y gris, pero donde no ha dejado de atacar y ofender a la candidata puntera, lo que ya ha despertado constantes críticas de asistentes a las charlas, por lo tedioso de su narrativa.
La estrategia es evidente. Su apoyo incondicional son los ríos de tinta de columnistas nacionales y algunos estatales que muchas sin fundamento, repiten la nota tal como el típico “nado sincronizado”. Es obvio que se busca un objetivo, el de sacar a Nahle de su discíplina, de su ritmo y de su discurso, pero lo que es más que difícil si se toma en cuenta que la mujer es de temple y arrojo. Alguien cercano a la morenista expresaba: “los ve, los oye, pero ni se despeina”.
La táctica lleva rumbo equivocado. Y es que los llamados “borregazos” se vuelven más que burdos y lo único que evidencian es la desesperación y las prácticas que por años han llevado a cabo mediante guerra sucia y golpeteo. Si no logran ver que esto se ha revertido y aunque nieguen los ataques que le propinan por su condición de mujer, es que no lo quieren ver, pues una muestra fue cuando hace unos días, miles de mujeres salieron a marchar en Xalapa con la consigna en abierto de ¡Fuera Yunes! refrendando el apoyo hacia Rocío Nahle.
Son los mismos analistas, incluso algunos afines a la causa pepista, que ven que es urgente modificar el esquema en el PRIAN si es que algo quieren lograr, pues si habían empezado optimistas en dar batalla han comenzado a desinflarse, como la repetida temática de las propiedades emprendedida por un Castagné que ya no suena.
Es obvio que ante las fallas de los misiles en busca de sacar de sus casillas a la abanderada morenista irán subiendo de tono, solo hay que recordar que en el 2018 Miguel Ángel Yunes le vendió la idea a Peña Nieto que él se encargaba de descarrilar a López Obrador y en su ímpetu desbocado envió a un tercero a tirarle huevazos en Huatusco.
El viejo régimen sigue el mismo camino, no cambia, tal como dice el refrán: “chango viejo no aprende maroma nueva”.
La siguiente sin duda será mandar a provocadores a hacer algún espectáculo para después magnificarlo en las redes, pero la dama ni les contesta ni se detiene. Y eso desespera más al búnker.
Los mercadólogos observan otra circunstancia: el manejo de redes sociales y comunicación de Nahle es puntual y limpio; el manejo de Pepe es forzado y sin contenido.
De lo que no hay duda es que una elección se gana con votos, no se gana con tinta y menos cuando desde las cúpulas nacionales de los partidos en la Ciudad de México se dicta el libreto.
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