Uno de los problemas más serios que tenemos en México y que venimos padeciendo desde hace años, es el enorme rezago educativo provocado por el desconocimiento, torpeza, incompetencia o tal vez hasta manejo mal intencionado de la educación pública, por parte de quienes están encargados de la misma.
Sin educación de calidad los estudiantes no razonan lo suficiente, no analizan las cosas con espíritu crítico, no comparan, no reflexionan, no entienden y además desconocen la historia.
Con tales carencias cualquier político iluminado, charlatán o demagogo los engañará y manipulará a su antojo.
Ya hemos dicho hasta la saciedad que un pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla.
¿Cómo vamos a competir contra los países que tienen una educación de excelencia, si aquí cada vez hay más estudiantes que no entienden ni siquiera lo que leen y no pueden hacer tampoco las operaciones aritméticas básicas?.
Corea del Sur, la India, Singapur y otras naciones cuyo atraso cultural era significativo hasta hace unas décadas, actualmente nos han rebasado y por mucho en cuanto a conocimientos y habilidades.
El poner a políticos a cargo de la educación pública, en lugar de colocar al frente de ésta a pedagogos profesionales y a verdaderos maestros entregados en cuerpo y alma a esa noble vocación que también implica apostolado, le costará muy caro a México.
La ignorancia y la mediocridad son muy difíciles de erradicar una vez que se enquistan en un país, porque generan conformismo, pereza e indiferencia. Resulta peor todavía cuando la educación se ideologiza y se les habla a los alumnos de todos sus derechos sin mencionar que éstos siempre deben equilibrarse con obligaciones. Cuando la educación tergiversada sirve para sembrar odio y resentimiento social, en lugar de promover los valores cívicos, el conocimiento, la concordia y la unidad nacional.
A las malas decisiones de poner a políticos grillos y a burócratas incompetentes a cargo de la educación, también hay que sumarles y reclamarles a las autoridades por el temor que tienen de meter en cintura a los sindicatos magisteriales belicosos como lo es la CNTE, que se la pasan de manifestación en manifestación, extorsionando al gobierno, causándoles molestias a los ciudadanos con sus constantes bloqueos, plantones y destrozos, exigiendo aumentos salariales desproporcionados e impagables, dejando a los pobres alumnos semanas enteras sin clases en los estados más atrasados del país, donde estos mal llamados profesores hacen y deshacen a su antojo.
Ojalá y a las autoridades les caiga el veinte y entiendan que el poder sirve también para poner orden. Muchos quieren tener un cargo público por los reflectores que éste atrae y quieren participar en la lucha libre política, pero sin sudar ni despeinarse. Eso no es posible. Gobernar significa también asumir riesgos. Parte de su trabajo es mantener el orden, la paz, la seguridad, la concordia y la unidad de los ciudadanos.
Ojalá y aquéllos integrantes de grupos que siembran el caos y se quieran pasar de listos y de abusivos, reciban todo el peso de la Ley.
Así que como dice el viejo refrán: ¡A enderezar los rieles aunque rechine el tren!
¿No les parece a Ustedes?
Muchas gracias y buen fin de semana
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