Nuestro cuerpo diseñado para moverse, sin embargo, la vida moderna hace que pasemos demasiadas horas sentados. Estudios de la Sociedad Americana del Corazón –AHA por sus siglas en inglés– demuestran que la persona promedio pasa alrededor de 12 horas sentada. Hora tras hora sin movimiento, los músculos que permiten una postura correcta se van debilitando, lo cual reduce el flujo sanguíneo y linfático.
Con el paso del tiempo, el mantenernos por largos periodos de tiempo en un asiento comienza a debilitar nuestro sistema inmunológico; este sistema requiere de movimiento para funcionar óptimamente. En los casos más prolongados de sedentario, las consecuencias impactan al metabolismo, lo cual incrementa la probabilidad de desarrollar condiciones de la salud como diabetes y enfermedades del corazón. Más adelante, esto puede derivar en un debilitamiento de la masa ósea y del sistema cardiopulmonar.
Se recomienda que, en lugar de pasar una jornada de 8 horas sentados y después tengamos una o dos horas de actividad, tengamos 10 minutos de actividad durante cada hora. Es decir, pasar 50 minutos sentados, y procurar caminar y movernos otros 10. De esta forma, se mantiene un nivel constante de actividad en el cuerpo, previniendo la aparición de las consecuencias previamente mencionadas.
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