Existen muchas personas que se miran al espejo y se sienten “feas” por el tamaño o forma de su nariz, de sus ojos, de su estatura, de su color de piel. Lo peor es que con un equivocado sentido del humor, hacen risa con ello para que otros se sientan bien. ¿Es así como te miras? Recuerda que la belleza es algo relativo, y que la actitud y la personalidad es lo que realmente hace que otras personas te encuentren atractivo o atractiva, y más importante aún, que te sientas conforme con quien eres.
El patito feo
“...los demás hacían todo lo posible por hostigar de mil maneras al patito feo. Se le echaban encima volando, lo mordían, lo picoteaban, le silbaban y le gritaban...El patito se escondía...Era la criatura más desdichada que jamás hubiera existido en este mundo...” ¿Recuerdas este aleccionador cuento de Hans Christian Andersen?. Son muchas las personas que han hecho del cuento un síndrome que afecta la imagen que proyectan, cómo se miran, se quieren y se presentan al mundo. “En nuestra sociedad hay un patrón para medir lo que es ‘feo’, y esas personas lo siguen y lo refuerzan con prototipos de belleza que les ofrece la televisión y las redes sociales. Se miran al espejo, se comparan y salen perdiendo cuando buscan taches en su cuerpo”, apunta Humberto Khalil, psicólogo del Centro de Nutrición & Obesidad del Centro Médico ABC
Rompiendo con la idea de la fealdad
El espejo se vuelve bueno o malo de acuerdo a la imagen que refleje, pero puede mentir. Depende de cómo se le consulte. A menudo la persona que se siente ‘fea’ no se mira de forma neutral, sino a la caza de defectos. En este sentido, el espejo es un juez severo; y a veces también deformante. Si alguien está convencido de que no es tan agraciado, a fuerza de escrutarse, termina creyéndoselo. El síndrome del espejo distorsiona nuestra imagen reflejada, hasta el grado de “encontrar” o magnificar supuestos defectos.
Analiza desde cuándo comenzaste a dudar de tu imagen, ¿fue por un comentario? No hay un criterio o indicador que determine el significado de la belleza. Esa nariz que no te gusta, es un rasgo básico de tu persona, y si la modificas, dejarías de ser tú. “No se puede medir la belleza por patrones inadecuados como el de la simetría. La belleza es algo más que eso. No dejes que el color, que unos centímetros o unos kilos de más determinen toda tu vida, el inconsciente tiene una gran capacidad para creerse lo que le pienses y dudes de ti”, recomienda Khalil, quien también es Coach de nutrición.
El autor del popular libro “¿Quién se ha llevado mi queso?”, Spencer Johnson, dijo alguna vez: “En un minuto puedo cambiar mi actitud, y en ese minuto puede cambiar el día entero”. Cambia tu día cambiando ese modo inquisitorio en que te miras en el espejo.
“La clave para que ese patito se convierta en un hermoso cisne es la actitud, y que si vas a evaluarte, lo hagas de manera independiente, sin buscar puntos de referencia”, aconseja Khalil. Y si algo de tu cuerpo no te gusta, y está en tus manos cambiarlo, ¡hazlo! Ejercicio, alimentación, lecturas, cambia tu vestuario, tu forma de caminar y de relacionarte; dedícate a tu crecimiento personal.
Tú sabrás si quedarte o no con tu espejo, o si lo comenzarás a usar de una forma más benévola. Lo que te recomendamos es que te mantengas fiel a tu estilo personal, a la naturaleza que hay en ti y que te hace una persona singular, irrepetible con mucho que dar al mundo.
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