Esa sensación de no sentirte querido ni respetado tiene un origen y un por qué bien delimitado. Es probable que venga de tu infancia y puede
estar relacionado con carencias afectivas que tuviste en ese momento.
¿Cómo es posible?
Cuando somos niños, afianzamos conductas y comportamientos que nos acompañan por el resto de nuestras vidas y determinan nuestra forma de ser y actuar en la adultez. Son "esquemas" o "patrones de conductas" que se repiten una y otra vez.
Es por esto que, si desde niño fuiste repetidamente rechazado o constantemente criticado por tus padres, es posible que en tu
adultez hayas desarrollado la trampa vital de la imperfección.
Y esto se debe a ciertas situaciones que lo detonaron, como, por ejemplo:
¿Te sientes identificado?
De ser así, solo puedo expresarte que has logrado dar un
paso importante en tu vida: identificar el origen de eso que tanto te afecta. Y aunque encararlo haya sido doloroso, a partir de ahora solo queda que recorras el camino hacia ese cambio que tanto anhelas.
Y ese cambio es posible si así lo decides, porque como toda trampa vital, se puede reprogramar para que deje de tener efecto en nuestras vidas. Considera hablar con algún profesional o explorar terapias cognitivo-conductuales.
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