Emociones: Suben, bajan, van, regresan, explotan y en un tris el llanto se confunde con la risa.
La mayoría hemos tenido episodios de tempestad y calma. Sin embargo, hay quienes hacen de estos altibajos una rutina de vida; y no es que se despierten y agenden sus emociones, es que sus sentimientos están a flor de piel, se van a los extremos y a veces, reaccionan de forma contradictoria.
No hay correspondencia entre la circunstancia y esas emociones. Los episodios en muchos casos generan serios problemas en el trabajo, con la familia, amigos y conocidos.
La labilidad emocional, también conocida como el Síndrome del Joker, es justo eso, el descontrol de emociones y su manifestación diametralmente diferente a lo que se espera. Por ejemplo, cuando una persona ríe a carcajadas al recibir una mala noticia o solloza amargamente si recibe un ascenso, tal cual lo hacía el personaje de la película Batman, el Joker.
¿Qué hacer si identificas que tú o alguien querido está actuando de esta forma? Buscar ayuda profesional.
Una persona conocedora la de conducta humana puede valorar y evaluar para hacer un preciso diagnóstico. Puede además mediar para identificar razones u orígenes. De igual forma, ofrecer las herramientas emocionales para que, gradualmente, se recobre la mesura en las emociones y estados de ánimo. Ayudando a lograr el autocontrol que regula también pensamientos, comportamientos y deseos de cada quien ante los impulsos.
De igual forma, puede atender la autoestima, la ansiedad, la culpa, la frustración y la tolerancia, entre otras variantes, que podrían detonar estos episodios.
Si la labilidad emocional te encierra, te aleja, te hace ver como una persona inestable e incapacitada en tu entorno laboral, social y personal, toma cartas en el asunto y acude a terapia.
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