Las emociones sociales son exclusivas de los humanos, pues requieren de una interpretación de una situación. Ningún mamífero no humano tiene vergüenza, ni se exige perfección, y mucho menos siente celos o envidia
Al interactuar con los demás miembros de nuestra especie, creamos una realidad subjetiva, basada en la manera como interpretamos y comprendemos una situación determinada.
A su vez, esta manera de interpretar se apoya en los valores, las creencias y el paradigma cultural en el que hayamos crecido.
La envidia
El umbral a partir del cual la envidia se detona es diferente en cada persona. Es un sentimiento que surge cuando no se logra realizar lo que uno desea.
Entonces, se destruye el logro del otro para neutralizar el dolor y la comparación interna. Se vive como si se fuera «nada» frente al logro del otro, percibiendo secretamente el intenso desagrado de una carencia propia.
¿Cómo ocurre la envidia?
1.- Cuando experimento ciertas necesidades o deseos y percibo a alguien que ha realizado alguno de esos deseos.
2.- Cuando, además, creo que no dispongo ni dispondré de los recursos necesarios para lograr realizarlos.
3.- Cuando tampoco cuento con una cuota suficiente de deseos satisfechos y disfrutados como para equilibrar el dolor que me producen los no realizados.
Generalmente la envidia se presenta en medio de una celebración. Se genera una mezcla de sentimientos de tristeza por las carencias y percepción de inferioridad y nos hace sentirnos humillados. Entonces, se hace o decir algo para que la persona que envidiamos sienta algo equivalente a ese fastidio que sentimos.
Los celos
Los celos, en la mayoría de los casos, tienen que ver con las relaciones amorosas. Surgen cuando se tiene miedo de perder a alguien debido a la intervención de un tercero, y se despierta una sensación de amenaza.
También ocurren en las relaciones de amistad; entre padres e hijos; y entre hermanos cuando uno se siente excluido y se despierta el enfado, el miedo y el dolor.
La diferencia entre la envidia y los celos es que, en el segundo, se integra una persona externa y, por tanto, nos sentimos amenazados y conectados con una pérdida por la cual responsabilizamos a este tercero.
La vergüenza
La vergüenza ocurre cuando una persona burla, humilla y descalifica y la otra persona se siente inadecuada y denigrada.
Durante la infancia la vergüenza se produce por personas del mundo externo que adoptan una actitud severa y crítica hacia nosotros.
Al crecer, esas experiencias vividas se proyectan hacia nuestro interior y se crea un temor que imagina cuál será la reacción del entorno ante un posible fallo. Entonces, la vergüenza se instala como sentimiento habitual, independientemente si en efecto las personas con las que estamos interactuando tengan o no una opinión de nuestras acciones.
Cuando se es perfeccionista y el deseo de sentir amor, aceptación o reconocimiento no ha sido legitimado interiormente, se produce la vergüenza sin que exista un detonador.
¿Cómo podemos desinhibir la vergüenza?
1.- Repasar la escena real o imaginaria que nos provoca vergüenza.
2.- Analizar de dónde provienen esos sentimientos.
3.- Librarnos del perfeccionismo.
4.- Convencernos de que estamos dando el máximo de nuestra capacidad y que no tenemos que agradarle a todo el mundo.
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