El Ministerio de Salud de México, ha logrado recopilar suficiente data para confirmar algo que se sabe desde hace mucho tiempo: la adicción no es un problema de un grupo de personas, sino algo que está afectando a la mayoría de población de una manera u otra. Desde la década de 1980, se ha visto un crecimiento vertiginoso en el consumo de drogas a nivel local e internacional, y la adicción ahora se considera una enfermedad mental que debe abordarse a nivel comunitario.
La población más impactada
Los hombres mexicanos, de entre 18 y 65 años, conformaron el grupo más grande de personas que informaron dependencia del alcohol: 4.6%. En comparación, el porcentaje de mujeres dependientes del alcohol promedió alrededor del 0.65% en todos los grupos de edad. En cuanto a la drogodependencia, los hombres mexicanos, de entre 18 y 34 años nuevamente tuvieron la mayor proporción de individuos que informaron adicción a las drogas: 2.0%.
Los datos comparativos estaban incompletos para las mujeres; pero, según las estadísticas disponibles, se presume que la prevalencia de la dependencia a drogas sigue siendo mínima: aproximadamente el 0.4% en los grupos de edad de 12-17 y 18-34. Es evidente que la adicción a sustancias es un problema creciente en México.
El gobierno mexicano define la drogadicción como: “... uso frecuente de drogas, a pesar de conocer las consecuencias negativas que causan. Entre otras cosas, las drogas modifican el funcionamiento del cerebro y su estructura, causando comportamientos peligrosos. Se considera adicción, porque es difícil tratar de dejar de consumirlas, ya que causan alteraciones cerebrales en los mecanismos reguladores de la toma de decisiones y el control inhibitorio y porque el usuario pasa gran parte de su tiempo en la búsqueda y consumo de ellos.".
Experiencia física y psicológica
La experiencia de la adicción se divide en dos categorías: física y psicológica. El componente físico de la adicción implica los cambios estructurales significativos en el cerebro humano, que son activados y reforzados por el uso de sustancias. Esta reorganización del "cableado¨ del cerebro observada por décadas en las investigaciones de imágenes cerebrales, indica que el consumo de drogas reduce la cantidad de conexiones sinápticas entre dos áreas esenciales del cerebro: el núcleo accumbens, nuestro motor de motivación que impulsa la acción para una recompensa inmediata y la corteza prefrontal, una región responsable de la autorregulación.
La interacción de estas dos regiones del cerebro, representa el equilibrio mental de una persona siente entre un impulso y el control. Ciertas sustancias como las drogas e incluso comportamientos como el juego, son adictivos porque nos hacen sentir bien. Realmente, nos hacen sentir felices a todos, pero para algunos esos sentimientos de placer son increíblemente fuertes debido en gran parte a su genética. Nuestro cerebro procesa estas sensaciones como una recompensa, un deleite como consumir otro pedazo de pastel de chocolate, aunque sea innecesario.
Cuando nos sentimos felices, nuestro cerebro produce un neuroquímico llamado dopamina. La dopamina no solo nos da esa sensación de euforia, sino que es el mensajero necesario que le dice a nuestro cerebro que estas sustancias y actividades son agradables y, por lo tanto, deben repetirse. Todos poseemos un impulso humano innato e innegable de satisfacer nuestros antojos; y no hay mayor ansia que las acciones, los elementos y las personas que nos satisfacen de inmediato. Las personas que luchan contra la adicción activan constantemente esta señalización entre el núcleo accumbens y la corteza prefrontal. Esto conduce a una rápida disminución en la conexión entre estos dos sistemas cuando un adicto participa en su actividad de elección. Es este colapso de la comunicación lo que alimenta la adicción. Se debe tomar una mayor cantidad de sustancia para experimentar la sensación asociada.
Pero, ¿qué viene después de esa sensación de placer? Típicamente, un choque que empeora y se hace más severa cuando una persona que lucha con adiccionesintenta buscar ayuda. Cuando los adictos intentan detener o frenar su uso, se enfrentan a una batalla mental cuesta arriba causada por su química cerebral alterada. Estos eventos comprenden el otro componente "psicológico" de la adicción, en el que los pensamientos o emociones de una persona responden a señales ambientales y la obligan a volver al uso de sustancias, lo que se conoce como recaída.
Hay salida
Según esta definición, es fácil ver por qué muchos consideran erróneamente que la adicción es una enfermedad incurable de por vida.
Los estilos de tratamiento son muy variados y dependen en gran medida de las creencias personales y culturales. Sin embargo, es esencial recordar que el cerebro es un órgano flexible y cambia a lo largo de la vida. La adicción es una condición física y mental de dependencia; pero, se puede resolver. La evidencia demuestra que entre los adictos recuperados crecen nuevas conexiones en las áreas del cerebro que toman decisiones. La materia gris no se restaura exactamente en las mismas regiones donde se perdió; pero, el cerebro se adapta para seguir apoyando la ejecución mejorada del autocontrol de una persona.
En nuestra comprensión de la adicción como una condición mental, debemos empoderar a aquellos que la sufren para que logren sus objetivos y puedan recuperarse.