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La reacción de nuestro cuerpo a las malas noticias

| 2022-02-10 |
La reacción de nuestro cuerpo a las malas noticias
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Muy a menudo recibimos malas noticias: despidos, accidentes, divorcio, diagnósticos y hasta la muerte de un ser querido; que hoy con la pandemia del COVID, se ha intensificado. Y cuando esto sucede, se activa como balde de agua fría un shock llamado psicógeno, que daña las emociones y el cuerpo. Este concepto fue descrito en 1920 por Walter Cannon, una teoría de cómo los animales reaccionan a las amenazas con una descarga general del sistema nervioso simpático.

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Entérate qué hacer para que el estrago no se multiplique.  

Es ¨normal¨, pero la respuesta es distinta

La mayoría estamos expuestos día con día a recibir noticias no tan buenas, que de repente nos toman desprevenidos, “de ahí que se active una crisis psicogénica que a la vez genera estrés, miedos, palpitaciones irregulares, opresión en el pecho, dificultad para respirar, confusión y desmayos que si no se atienden con prontitud pueden llevar a más daños. Primero hay que saber que este estado de alteración es ‘normal’, una respuesta psicológica tras un suceso traumático y que la persona terminará remitiendo por sí sola cuando integre el suceso a la realidad. Pero cabe aclarar que el resultado en cada individuo es diferente. La magnitud del miedo, por ejemplo, que produce el episodio, generalmente corresponde con la historia personal de cada quien. Es decir, lo que para algunos puede ser nefasto (como un cese de trabajo), para otros puede no alterarlos, pero sí tal vez una ruptura sentimental. De ahí que  la reacción oportuna y primeros auxilios de terceras personas pueden ser determinantes; minimizar los riesgos y efectos”, refiere el psicólogo Israel Zepeda del hospital Ángeles de la Ciudad de México. Enseguida nos ofrece una serie de acciones a tomar:

• El primer paso es llamar a emergencias.

• No dejar sola a la persona afectada, llamarla por su nombre y mantenerla  en un entorno seguro, caliente, cómodo, ventilado… 

• Al recibir el impacto, el sistema nervioso se bloquea y congela, es pertinente mover el cuerpo, sacudirlo para segregar las endorfinas necesarias, con esto se logra un equilibrio de sensaciones.

• Escuchar y conectarse. Lo más sensato es no mencionar el trauma o el evento trágico, será peor, sino solo escuchar, prestar el hombro. 

Una persona en estado de shock no responde a las palabras de alivio o consuelo, sino a sentirse unido y aceptado en un contorno con otros. “El estado de shock psicógeno se intensifica durante las primeras horas, con los días decrece, pero continúa, en este punto se le conoce como estado de estrés agudo, que si dura más de un mes, pasa a ser estrés postraumático, el cual precisa diagnóstico y tratamiento clínico, pues de no hacerlo deriva en secuelas mayores de por vida”, prevé el también especialista en trastornos compulsivos.  

Nadie está exento de recibir malas noticias que desarreglan nuestras emociones, que alteran nuestra perspectiva. No se puede estar preparado, pero sí informado, actuar en consecuencia para que no haya efectos irreparables.   

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