El confinamiento obligado por la pandemia de covid-19 generó un retroceso en la madurez principalmente de adolescentes, teniendo como resultado a jóvenes más inmaduros, poco tolerantes a la frustración y que necesitan la inmediatez de los recursos, observó la psicóloga Silvia Carvajal Martínez quien tiene un Master en Psicología Educativa.
Subrayó que la pandemia afectó en tres áreas esenciales a los menores: la familiar, la académica y la social – emocional.
“Para mi afectó en tres áreas diferentes, la primera fue la familiar: no estábamos preparados para pasar tanto tiempo en familia y entonces las relaciones y las dinámicas se modificaron muchísimo; el segundo fue el académico: académicamente los chicos si tuvieron un declive precisamente por la afección emocional y porque además no contábamos con los recursos o las herramientas suficientes para que pudieran tener estas clases a distancia.
“La última es la interacción social: que de aquí se va a basar la conducta. Mucha de nuestra conducta se fundamente desde la relación que tenemos con otros, nosotros aprendemos del otro y de pronto al estar encerrados no teníamos de quien aprender. Madurativamente hubo una pausa, incluso me atrevo a decir que un retroceso que generó en los chicos que las conductas se modificarán muchísimo, hoy tenemos chicos mucho más inmaduros, poco tolerantes a la frustración, que necesitan la inmediatez de los recursos”, explicó.
Socialmente esto se ve reflejado en muchos chicos que todavía siguen aislándose, siguen en el celular, tableta u otros dispositivos digitales porque no saben cómo relacionarse con sus iguales.
“Los ves en el videojuego o conectándose a distancia al videojuego y son buenísimos, realmente están aquí y están con alguien de Roma platicando, pero lo sientas en una banca con un igual y ya no tienen los recursos para conectar.
“Porque los recursos que nosotros vamos aprendiendo y vamos acrecentando son desde aprender a mirar a alguien, aprender a hablar con alguien, la cercanía que tú vas a tener con ese alguien, y son recursos que ellos ya no tienen hoy”, mencionó.
Además de las repercusiones en la salud mental también está vinculada con el cuidado físico, aunque aún no se sabe todavía que tan a largo plazo van a ser.
“No nada más es salud mental, también es como su salud mental se va a vincular con la salud y el cuidado físico; si yo no tengo ganas, si no tengo energía para pararme de la cama porque estoy deprimido, cómo voy a hacer una actividad, cómo voy a generar mi endorfina, mi serotonina, mi dopamina, que se obtienen a través del movimiento, de la alimentación, del autocuidado”, dijo.
La especialista mencionó que los jóvenes de 12 a 15 años son los más afectados por estos cambios derivados del confinamiento.
“Para mí el impacto más grande estuvo entre 12 y 15 años, que es el promedio de edad en que están en secundaria; los chicos más pequeños, de primaria a lo mejor todavía en la relación con su familia, en la relación con sus iguales tenían más posibilidades de tener una buena vinculación, pero recordemos que en la adolescencia, que es cuando presenta todos estos cambios físicos y hormonales, mi principal fuente de escape se vuelven mis amigos, y ellos limitaron ese recurso”, indicó.
Puntualizó que, para ayudar a estos jóvenes, lo primero es trabajar en la dinámica familiar, ya que muchos no lo saben, pero necesitan con urgencia trabajar en su dinámica familiar para corregir lo que sucedió durante la pandemia.
También se debe trabajar en la integración social, generando estas, ya sea inscribiéndolo a algún club de futbol, danza u otra actividad de su interés para que el menor vuelva a conectar con personas que tienen los mismos intereses.
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