Inteligencia emocional en el trabajo

El aclamado autor y psicólogo, Daniel Goleman, dice que el 80% del éxito de 

cualquier persona proviene de su inteligencia emocional, mientras que el 

20% surge de su inteligencia racional. Fusionando ambas aparecen individuos con capacidades y habilidades plenas para trabajar. 

La mayoría llegamos al trabajo con el piloto encendido e iniciamos labores 

en modo robotizado, la rutina nos jala y bloqueamos emociones, y hacerlo así genera angustia, estrés, preocupación, por añadidura poca 

productividad y estancamiento. ¡Ya no más! 

Cambia el chip, conecta con tus emociones positivas para generar el impulso que necesitas con tu jefe, con tus compañeros, con tus clientes. Hoy la enorme competitividad que existe en el mercado, exige a los profesionales que no solo sean buenos en su materia, sino que ostenten capacidades como la empatía, la adaptabilidad y la resolución de conflictos. 

Sé asertivo. Quizás desde este punto comienza la inteligencia emocional, tener esta habilidad para decir lo que sientes de modo correcto. Todo lo que no se exprese, se puede enquistar. A lo mejor son tus ideas, proyectos, trabajo 

alcanzado o tal vez es marcar límites, decir “no” cuando sea necesario. Piensa lo que dirás y cómo, respira hondo y atrévete. La asertividad bien encauzada seguro te generará beneficios. 

Reconoce tus emociones. Ponerle nombre a lo que sientes para que desde ahí 

gestiones la inteligencia, seas más receptivo con tus compañeros de trabajo, 

ponerte en su lugar para crear consensos y resolver conflictos. Así generarás confianza para tomar decisiones acertadas con capacidad de insistir ante posibles frustraciones. 

Así que a sacarle inteligencia a tus emociones para que estas te coloquen en la

cima del liderazgo laboral.