Sobre todo a las personas que se les dificulta meditar, hacer arte puede ayudarle a centrarse y explorar sus sentimientos. No hace falta tener destrezas especiales, solo dejarse llevar y enfocarse en los beneficios del proceso, no en el resultado.
Este ejercicio desarrollado por Carolyn Mehlomakulu, nos ayuda a calmarnos y a familiarizarnos con los ritmos naturales de nuestra respiración y nuestro cuerpo.
Materiales:
Puedes usar lápices, marcadores, o pastel de gis o pastel de óleo y 4 hojas de papel.
Agarra dos hojas de papel y únelas con cinta adhesiva o pegamento, para crear superficie bastante grande para trabajar. Haz lo mismo con el otro par de hojas de papel.
Procedimiento:
- Coloca sobre el papel lo que usarás para dibujar (Marcador, lápiz, etc.)
- Visualiza tu respiración como una línea y ve marcándola en el papel. Préstale atención total a tu respiración y continúa haciendo trazos por unos momentos.
- Intenta alterar la respiración para que sea un poco más rápida o un poco más lenta, y luego observa cómo esto cambia las líneas que estás dibujando.
- Haz diferentes tipos de líneas, e intenta cambiar el ritmo de tu respiración para que coincidan con las líneas que estás dibujando.
- Toma la segunda hoja de doble papel que preparaste y concéntrate en respirar muy lenta y profundamente para relajarte lo más que puedas.
- Nuevamente, dibuja líneas que representen tus respiraciones calmadas. Continúa durante unos minutos, disfruta el proceso y déjate llevar. Cuando sientas que ya hiciste lo suficiente, detente.
- Contempla las dos hojas dobles y encuentra si hay diferencias entre la primera, donde dibujaste tu respiración habitual, y la segunda, donde plasmaste la respiración lenta.
Cuéntame cómo te fue y qué aprendiste.