El origen de la dependencia emocional

Si sientes que no eres una persona independiente, quizá te preguntas de dónde viene esa creencia constante de que no eres capaz de hacer nada por tus propios medios. Piensas en el origen de esa necesidad de ser protegido y de que alguien más valide tus acciones o decisiones. En pocas palabras, te sientes como la viva imagen de un niño en un mundo que le desborda y debe llorar para que su mamá lo atienda.

Esto es porque la raíz de la dependencia, como cualquier otra trampa vital, se encuentra en las vivencias y experiencias de nuestra infancia. Es en esta etapa donde se consolida nuestra manera de ser y de comportarnos en la adultez. Así que, si eres dependiente es posible que se deba a que:

• En tu infancia tus padres te sobreprotegieron y te trataban como si fueras más pequeño de lo que eras.

• Tus padres tomaban todas las decisiones por ti, incluso hasta las más pequeñas y cotidianas.

• Tus padres cuidaban en exceso de todos los detalles de tu vida: desde lo que vestías, hasta cómo debía ser tu personalidad, o tus gustos y preferencias.

• Tus padres te daban pocas o nada de responsabilidades.

• Raramente, te apartabas de tus padres y te sentías no muy distinto a ellos.

• Tus padres o seres queridos constantemente criticaban tus opiniones y tus competencias en las tareas cotidianas.

• Cuando emprendes una tarea tus padres o personas cercanas interfieren en exceso en consejos e instrucciones.

• Tus padres te hacen sentir tan seguro que nunca experimentas un rechazo o fracaso serio hasta que te alejas de ellos.

• Tus padres tienen muchos miedos y siempre te avisan de los peligros.

¿Te sientes identificado con este patrón? ¡Pues no te preocupes! Un cambio profundo de esta trampa vital es posible. Recuerda, lo más importante de este proceso ya lo has hecho, que es identificar el problema.

Ahora solo te queda poner manos a la obra para lograrlo, y podrás hacerlo.