La crisis por la edad existe y se manifiesta más en los hombres. Ocurre cuando algunos sienten como si hubieran perdido algo…sin saber qué específicamente. Quizás la oportunidad de una buena carrera, un buen trabajo, un patrimonio, una pareja, una familia; metas soñadas…incumplidas y convertidas en frustraciones con los años.
La relación con el trabajo, salud, familia y pareja, comienza a no sentirse igual. Esto hace que se lleve a cabo una evaluación a conciencia en la manera en que ha llevado su vida hasta ese momento, debido a que se encuentra en lo que percibe como una transición de la adultez a la vejez.
Según el sondeo australiano HILDA, el nivel de satisfacción más bajo en los hombres surge cuando cumplen los 45, mientras que el Australian Bureau of Statistics coloca la media de 45-50 como la más crítica en la vida de varios.
Crisis para unos; plenitud en otros
Hay quienes experimentan una urgencia por hacer cosas que no hicieron en la juventud cuando llega esa edad ¨mediana¨. Pero, no todos los hombres tienen crisis, dice Paul Dolan en su libro Hapiness by Design. De hecho, él cree que los cuarentones precisan de una mezcla de propósito y placer para sentirse satisfechos. Esto dependerá de la capacidad de adaptación que tenga cada quien y su estilo de vida. Y los buenos hábitos de vida incluyen el equilibrio en aspectos como pareja, dinero, trabajo, salud, amistades, familia. Si no hay armonía entre estos factores, la probabilidad de crisis es latente.
Entre el Ecuador... y la otra mitad que le falta
En el caso crítico, lo sensato es hablar sobre el tema y, en su caso, pedir apoyo psicológico. Es una etapa de la vida, no un trastorno clínico. Geográficamente: el ecuador de su vida, muchos ahí toman conciencia del paso del tiempo. Se dan cuenta que su presente es el futuro que esperaron en los veinte…Y casi todos, aunque les haya ido bien económica y personalmente, sienten que su vida no es tanto como la habían pensado e imaginado.
Es el Big Bang de una crisis existencial donde partículas de miedo, angustia, confusión, opresión, frustración y melancolía salen disparadas, incluso tocan a la pareja, a los padres, a los hijos; efectos colaterales.
El primer escalón a una posible solución es reconocer el qué, el por qué, y el para qué de hacia dónde se dirigen. Aceptar la realidad, y trabajar en pos de un cambio.
Es un punto de inflexión en donde uno se sienta y reflexiona con uno mismo… Ese encuentro con el lado oscuro de cada quien. Algunas técnicas que ayudan son la escritura introspectiva o trabajar con un coach de vida o psicólogo o psicóloga que ayude a poner todos esos sentimientos en perspectiva.
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