Veracruz - Boca del Río | 2024-05-06
Hasta hace pocos años formaba parte del paisaje urbano en el centro de la ciudad de Veracruz, con su instrumento de percusión y su silbido con el que se complementaba. Hasta que los años se le vinieron encima.
Vicente Balcázar Carreño era un músico ambulante que recorría a pie el centro de la ciudad de Veracruz.
A la distancia sonaban las percusiones de su instrumento y los silbidos.
Lo mismo en alrededores del Zócalo y los Portales de Lerdo que en la zona de mercados, entre el ambulantaje y la informalidad, a lo lejos se distinguía el tam tam de su percusión y su característico silbato.
Con eso bastaba para poner el ambiente festivo a una reunión.
A lo lejos se escuchaba su ritmo y se sabía que era él.
Y al acercarse sobresalía su silueta de baja estatura, capaz de poner a bailar al más renuente.
Hoy ya es raro verlo deambular por el centro histórico de Veracruz, se le dificulta caminar y ya no lleva su instrumento de percusión; lo que sí trae es un güiro, y nada más.
"Ahorita he estado enfermo, me operaron de la hernia, de otra hernia. Me mandaron operar hace unos meses y ahí estoy".
"Ahorita me preguntan de alguna canción para las madres. Ya tengo 64 años. Yo vivo solo aquí, pero mi hija vive en Las Granjas".
Y si se pone mal se toma su pastilla para seguir en busca de recursos para sobrevivir.
Y el güiro ni remotamente tiene la misma sonoridad que las congas.
/lmr