Veracruz | 2021-09-29 | Josefina Lugo
Organización es la palabra clave de José Raúl Altamirano Villarauz, director y único profesor de la Escuela Alfonzo Arroyo Flores, en la localidad de El Gusimal, en Medellín de Bravo, para atender a 47 alumnos de primero a sexto grado de primaria, pues prácticamente se podría decir que es uno de los súper-maestros que han surgido como los nuevos héroes de la pandemia.
A pesar de que, el inmueble cuenta con dos aulas, una de ellas se “quebró” con el temblor de hace dos años, por lo que quedó inhabilitada para atender a los niños, pues la cornisa del salón se “recargó” sobre el techo del salón aledaño, y se fracturaron las paredes y el piso.
“Podría decirse que se recargó sobre la otra aula, y verdaderamente se dañó la estructura, por lo que no se usa desde entonces”, dijo el entrevistado al señalar las grandes grietas en piso y paredes.
Por lo que eliminando esa aula, solo cuentan con dos salones, uno de ellos es un aula móvil, pero que también se encuentra deteriorada.
“El aula móvil no se ha podido rehabilitar porque los padres de familia tienen problemas económicos y de salud, debido a la pandemia”, aclaró.
Con pandemia o sin pandemia, la realidad es que en la Arroyo Flores las aulas son insuficientes, por lo que aquí es inevitable la modalidad virtual, pues el poco espacio con el que cuentan los estudiantes complica que se cumplan los protocolos de salud como guardar la sana distancia.
“Nosotros lo que hacemos es apoyarnos con los cuadernillos, de esta forma les enviamos las actividades a los niños, ellos vienen en el horario escolar a recoger sus tareas y cualquier duda aquí se las resolvemos”, indicó el profesor quien diariamente acude a la escuela desde las 8 de la mañana.
Además de la falta de aulas, la mayoría de los estudiantes se resguardan en casa, pues en la localidad hay muchos casos de Covid-19.
“Hay muchos papás que están infectados, por lo que intercalamos la atención, los que están en rezago escolar, les pedimos que vengan y quienes no vienen porque sus padres tienen miedo de que se contagien, pues trabajamos con los cuadernillos que recogen sus mamás”, dijo.
Esta escuela trabaja bajo el sistema de bi-docente, por lo que no permite tener un director fijo, tiene que ser un director comisionado.
“Ahorita lo que nos hace falta es un maestro, pues la que estaba se jubiló”, manifestó mientras sonaba su aparato celular, el que sacó para comprobar su forma de trabajar.
Y es que ante la falta de señal de internet y de las carencias de la zona rural, donde no se cuenta tan fácilmente con un equipo de cómputo, tablet, laptop o teléfono para cada miembro de la familia, se apoya con grupos de whatssap.
“Con los grupos de whatssap me coordino con los alumnos y sus padres, los tengo divididos por grados es así como puedo atender a todos los niños. A todos les pongo sus actividades y ellos me van enviando sus tareas, ahí mismo les voy comentando sobre sus trabajos y así es como hemos salido adelante”, afirmó.