Veracruz | 2022-04-16 | Heladio Castro
En el Sábado de Gloria la gran afluencia humana que visita la ciudad de Veracruz pasó de las áreas de sol y playa hacia otra zona y se volcó al centro histórico, para degustar la gastronomía local y conocer las artesanías.
Desde temprano los tradicionales cafés ubicados frente al malecón se vieron repletos de paseantes ansiosos de conocer los huevos tirados, las picadas y gordas, así como las canillas y el café leche espumoso y caracterizado por el tin tin con el que se llama a quien sirve la leche.
Todos tenían que hacer largas colas en el exterior, porque en los cafés restaurantes no cabían ni los meseros con su ir y venir como bólidos, levantando pedidos y desplazándose entre las mesas, con la mano levantada en la que llevaban la charola con los alimentos, con la habilidad y la maestría de su larga experiencia.
Afuera, en la plaza del malecón, los caminantes tomaban fotos con su teléfono celular, posaban ante las letras que forman la palabra Veracruz y se hacían selfies para compartirlas con sus allegados.
Vendedores de productos artesanales y objetos para la playa abordaban a los visitantes, les ofrecían sombreros, gorras, anteojos, playeras, chanclas.
En el mercado de artesanías que se ubica en la misma zona, los fabricantes de trabajos a base de conchas ofrecían verdaderas creaciones y los turistas volteaban de un lado a otro sin saber qué elegir.
Entre la brisa marina y el vaivén humano se escuchaban las voces de los volovaneros quienes canasta en mano ofrecían volovanes de jaiba, de piña y de otros sabores.
"Es la locura", exclamaban los visitantes, quienes dijeron extrañar la antigua forma de celebrar el Sábado de Gloria, cuando las personas, cubetas en mano, se lanzaban agua, práctica que desapareció cuando se hizo entender que en pleno estiaje es una desproporción desperdiciar el vital líquido.
Todavía queda una semana de vacaciones escolares, pero quienes trabajan se marcharán este domingo, después de haber visitado Veracruz en Semana Santa.
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