Veracruz | 2021-11-01 | Josefina Lugo
Una casa azul, como el mar al que dedicó su vida, es la tumba donde descansan los restos de Raúl Hurtado, mejor conocido como el pescador que se encontró un tesoro azteca.
Mientras buceaba en busca de pulpos, a unos 5 kilómetros mar adentro de playa norte en Veracruz, el 21 de septiembre del 2018 fue cuando su corazón dejó de latir, luego de un infarto.
Casi a sus 80 años, el conocido internacionalmente por "las joyas del pescador", dejó este mundo, al cuál se fue tal como llegó, sin nada.
Ahora su recuerdo habita entre los azules que dan color a su última morada, en el panteón municipal de Jamapa, donde la imagen del fondo del mar se encuentra plasmada en los azulejos de la pared.
A un lado, lo acompaña la imagen de la Virgen de Guadalupe, una gran cruz de madera tallada y un jarrón lleno de flores, entre las que destaca un girasol.
El pescador, que lejos de enriquecerse al encontrar los lingotes y joyas de oro vivió una pesadilla, desde hace un año se encuentra acompañado por su hijo, Julio Hurtado Aguilar, quien falleció en septiembre del 2020.