| 2024-12-19
No cruzar corrientes crecidas durante la temporada invernal es esencial para garantizar la seguridad personal y evitar accidentes graves. Aquí están las razones clave:
Fuerza del agua: Incluso corrientes aparentemente poco profundas tienen suficiente fuerza para arrastrar a una persona o vehículo.
Por ejemplo, 15 cm de agua en movimiento pueden derribar a un adulto, y 60 cm pueden arrastrar un coche.
Velocidad impredecible: Las corrientes crecidas suelen ser rápidas y turbulentas, lo que dificulta mantener el equilibrio o controlar un vehículo.
Peligros ocultos: Las aguas turbias pueden esconder escombros, huecos, cables eléctricos caídos u objetos afilados, aumentando el riesgo de lesiones o daños.
Falta de profundidad visible: Es difícil estimar cuán profunda o peligrosa es una corriente solo con mirarla.
Bajas temperaturas: Durante el invierno, el contacto prolongado con agua fría puede causar hipotermia, reduciendo la capacidad de movimiento y la resistencia física.
Pavimento inestable: La fuerza del agua puede erosionar carreteras o puentes, debilitándolos y haciéndolos peligrosos para cruzar.
Cambios rápidos: El terreno debajo de la corriente puede ceder repentinamente, atrapando vehículos o personas.
Mayor riesgo para otros: Intentar cruzar una corriente crecida puede requerir una operación de rescate, poniendo en peligro la vida de rescatistas y usando recursos que podrían necesitarse en otras emergencias.
Esperar a que baje el nivel: Las crecidas suelen ser temporales; esperar es más seguro.
Rutas alternativas: Utilizar caminos o puentes elevados reduce el riesgo.
Cruzar corrientes crecidas puede parecer inofensivo, pero representa un peligro real y evitable. Escuchar las advertencias de las autoridades y tomar precauciones es esencial para proteger tu vida y la de quienes te rodean.
Si necesitas consejos para reaccionar en una situación de emergencia relacionada con corrientes crecidas, no dudes en preguntar.