Omar mantiene a su familia como 'sacamonedas' en Malecón de Veracruz

Omar Macario se lanza clavados en el Malecón de Veracruz a cambio de unas monedas que le arrojan los turistas

Veracruz | 2021-09-21 | Laura Morales

Desde hace 30 años Omar Macario se lanza clavados en el Malecón de Veracruz a cambio de una monedas que le arrojan los turistas al mar. 

Inició desde los 16 años a trabajar en esa parte de Veracruz y de dicha actividad logró sacar a su familia adelante.

Admitió que el oficio amerita saber superar las olas que golpean sobre los muros del malecón, o las corrientes por debajo del espejo de agua que llegan a formar remolinos que arrastran al fondo.

Su hijo de 18 años se convirtió también en “sacamonedas”, actividad que practica los fines de semana, ya que el resto de los días estudia para convertirse en profesionista. 

“Cuando yo llegué aquí andaban unos muchachos nadando, vi como se aventaban y me gustó, primero aprendí a nadar y posteriormente empecé aventarme. La profundidad es de 4 metros casi a la orilla y en medio tiene unos 15 o 30 metros de profundidad”.

Manifestó que durante los meses más álgidos de la pandemia del Covid, las afectaciones económicas fueron severas por la falta de turistas que llegaban a la zona conurbada Veracruz-Boca del Río.

Y es que muchos no se acercaban para guardar la sana distancia, otros dejaron de acudir al malecón y en muchos casos no aventaban monedas ante la difícil situación económica.

Sin embargo, la movilidad comienza a incrementar cada día más y con ello vuelve nuevamente a tener ingresos.

Y es que estas personas subsisten de las monedas que avienta el turismo y que ellos hábilmente sustraen del mar.

Antes de la pandemia los sacamonedas obtenían alrededor de 150 pesos, que se multiplicaba en temporada vacacional, por una jornada de cuatro a ocho horas.

“Ahorita con la pandemia nos afectó mucho, ya que casi no había gente, nos afectó mucho, sacábamos 30 o 40 pesos, pero ya está llegando más gente y nos estamos recuperando”.

Se trata de un oficio de riesgo, en el que no basta sólo saber nadar y contener la respiración, sino de una gran tolerancia al dolor por estar expuestos a animales acuáticos como estrellas de mar, erizos y medusas.

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