Veracruz | 2023-11-12
Jocksan Gabriel Hernández Ochoa fue sacado de su casa junto a su hermano Jordan hace 8 años por un grupo de policías estatales; mientras su mamá los buscaba, su cuerpo estuvo sepultado 7 años en una fosa común hasta que un día la Fiscalía reabrió el caso y decidió entregarlo a su familia.
La desaparición de los jóvenes ocurrió un año antes de que el entonces gobernador de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa -hoy sentenciado en el Reclusorio Norte de la CDMX-, se diera a la fuga.
Pero para las integrantes de los colectivos que acompañan la búsqueda de su madre, la omisión y revictimización de las autoridades sigue presente, ya que no hay ninguna persona detenida por el caso.
El 14 de septiembre de 2015, aproximadamente a la 1:30 de la tarde, Aidé estaba vendiendo antojitos afuera de su casa cuando un grupo de hombres armados vestidos de policías se bajaron y sacaron a Jocksan (de 18 años) y a Jordan (de 19) de su casa. Le dijeron que se los llevarían para interrogarlos y regresarían, pero de aquella consigna han pasado 8 años y solo uno de ellos ha vuelto a casa -en un ataúd sellado-.
“Fueron privados de su libertad por Policías Estatales de aquí de Cardel. En esos años estaba encargado el comandante Barragán. Desde entonces empezó mi búsqueda, mi calvario. Yo no paré hasta buscarlos. Desgraciadamente hoy me dan la noticia de que mi hijo Joxzan ya había sido localizado […] Eran altos. Uno de ellos me dijo que los iban a interrogar y que más tarde me los regresaban. Yo los esperé y ya no me devolvieron a mis hijos, ya no regresaron”, señala Aidé Ochoa Zárate.
El sábado 11 de noviembre de 2023, Aidé recibió una llamada de la Fiscalía General del Estado de Veracruz para informarle que habían localizado a Jocksan y que tenía que trasladarse a la ciudad de Xalapa para recibir su cuerpo.
Jocksan fue encontrado en febrero del 2016, casi 5 meses después de su desaparición, en un predio de la carretera Mozomboa, a unos 28.5 kilómetros (32 minutos) del lugar donde desaparecieron. Después Lo llevaron a la fosa común del panteón municipal de Actopan y abrieron la carpeta de investigación por homicidio.
La respuesta que el director de Servicios Periciales del Estado de Veracruz, Héctor Ronzón, le dio a Aidé es que por falta de personal el caso de Jocksan no fue resuelto antes.
“Mi impotencia es con Fiscalía porque a mi hijo lo encontraron desde febrero del 2016; se lo llevaron a la Fosa Común y le pregunté al licenciado Ronzón de Servicios Periciales y me dice que fue tardado porque no tenían suficiente personal para poder haber hecho el trabajo”, señala Aidé.
Aquel 14 de septiembre de 2015 la vida de Aidé y de toda su familia cambió; iniciaron ella, su esposo y sus hijas la toma constante de muestras de ADN para un sistema de identificación que -este caso expone- tiene altas deficiencias.
Cuatro sirios acompañan un ataúd de madera donde descansan los restos y la imagen de aquel joven al que su mamá recuerda como un niño cariñoso que gustaba de su trabajo como ayudante de mecánico de motos, el que estudiaba la prepa en el sistema abierto porque quería seguir estudiando.
Mientras la imagen recargada en un crucifijo entre dos vírgenes de Guadalupe manifiesta una ligera sonrisa, su mamá lo observa y lamenta haber encontrado así a uno de sus hijos desaparecidos. Recuerda que desde aquel 14 de septiembre la vida le cambió y ya nunca será la misma.
“Desde que ellos se fueron se fue parte de mí con ellos, porque uno queda como muerta en vida. Uno vive porque tiene más familia, pero nos vienen enfermedades y es algo muy feo tener a alguien desaparecido.”
Aidé es acompañada por el colectivo Justicia y Dignidad Veracruz y por el colectivo Fe y Esperanza por un Milagro de Dios, con quienes ha buscado indicio en La Guapota y en Colinas de Santa Fe, y quienes urgen a las autoridades agilicen la confrontación de ADN de todos aquellos cuerpos que se encuentran en la fosa común y en los contenedores.
“Yo quisiera decir a las autoridades que nos ayuden porque somos muchas compañeras que andamos buscando a nuestros hijos y entonces quiere decir que a todos a los que han encontrado están en fosa común. ¿No tienen un perfil genético? Ahí los tienen y no hacen su trabajo como debe de ser. A mí todavía me falta uno, me falta Jordan”, señala Aidé.
La búsqueda de Aidé está a la mitad; hoy llora la muerte de uno de sus hijos y busca fuerza para encontrar al otro después de 8 años de búsqueda y de una agonía que fue prolongada por las autoridades durante años.
La exigencia de justicia continúa, pues hasta el momento no hay avances sobre los responsables de la desaparición y homicidio de Jocksan, así como de la desaparición de su hermano Jordan.