Veracruz | 2021-12-08 | Josefina Lugo
Arturo Sánchez Cruz, pasó de ser talla 40 a talla 34, luego de empezar a caminar, impulsado por su padre, durante los meses de la cuarentena que ocasionó la pandemia por Covid-19.
Su rutina sedentaria, lo mantenía en un peso mayor a 120 kilos, sin embargo, luego de año y medio de disciplina, pudo participar en un maratón de 42 kilómetros, donde compitió con más de mil deportistas, el cual logró culminar entre los primeros 200 corredores.
Apesar de que aún no está en su peso ideal de 72 kilos, pues nunca ha ido a un nutriólogo, el joven de 26 años, ha perdido más de 40 kilos.
En la pandemia empezó todo
A raíz de la pandemia, su padre que es conductor de autobús, vio reducida su jornada de trabajo, por lo que viajaba 15 días del mes y los otros 15 se quedaba en casa.
“Esos 15 días que él estaba en casa, me despertaba a las 6 de la mañana para ir a caminar. Me costaba mucho trabajo levantarme, pues estaba acostumbrado a dormir hasta las 9 de la mañana. Los días que mi papá se iba a trabajar, era complicado para mí, pero sorprendí a mi padre cuando vio que sí cumplía con mi rutina deportiva”, recordó.
Aunque en un principio solamente caminaba alrededor del Lago de Puente Moreno, con un peso mayor a 120 kilos, el buen ambiente lo motivó a continuar.
“Ahí va mucha gente, está muy bonito y todas las mañanas van familias, gente a pasear a sus perros, corredores, deportistas y todos te saludan, te dan los buenos días y ese tipo de ambiente me empezó a gustar”, explicó.
De caminar, pasó a correr, ya con menos peso, 110 kilos; pues además había cambiado su alimentación.
“Empecé a tomar jugo verde por las mañanas y dejé los refrescos, el pan y las tortillas, eso hizo que los resultados se fueran dando. Pesaba más de 120 kilos, pues mi rutina era despertarme, desayunar bastante, trabajar, regresar y dormir. Desayunaba tortillas grandes, de mano, cuatro o cinco, con huevitos, carne, con lo que sea, o gorditas y picadas, con un vaso de refresco y pan, pues me gusta mucho”, comentó.
Aclaró que si antes se comía 5, ahora solo se come dos o una y un licuado.
“No me quedó con hambre, conforme fui bajando de peso era menos el hambre que me daba. En el transcurso del día me como palitos de apio, pepino, zanahoria, así hasta la hora de la comida”, dijo.
Reconoció que nunca ha estado en el peso en el que está hoy, la báscula siempre marcó más de 100 kilos.
“Luego de tres meses y medio de que empecé a ir al lago a caminar rompí la barrera de los 100 kilos y pasé a los 90. Le daba dos vueltas al lago, que son como cuatro kilómetros diarios, más de media hora”, manifestó.
El primer kilómetro
Aún se emociona al recordar el 4 de septiembre del 2020, el día que corrió su primer kilómetro.
“Ese día me emocioné mucho, pues jamás había pensado correr tanto, al siguiente día quise correr de nuevo un kilómetro pero ya no me salió, quedé como en 700 metros, pero lo seguí intentando”, afirmó.
Poco a poco empezó a incrementar el kilometraje. En diciembre ya corría 4 kilómetros diarios, en enero 6, y luego pasó a 7.
“Cuando corrí 8 kilómetros fue cuando salió el anuncio del maratón y dije quiero correrlo”, entonces empezó a trabajar en su nueva meta, así pasó de correr 12 kilómetros a 20.
“De un día para otro decidí correr 20 kilómetros y aunque mi mamá me dijo que no, pues ya había intentado correr 15 y apenas lo logré, sí pude correr los 20”, dijo con emoción.
Siguió su preparación corriendo 10 kilómetros diarios, durante tres meses, para poder aguantar el maratón, sin embargo, el 10 de noviembre le dio una periostitis tibial, que es un dolor en la tibia.
“Esa semana tenía el medio maratón nocturno, y no sabía si iba a poder correr, fui con un fisioterapeuta y sí pude, el sábado me fue súper bien”, mencionó. Entonces estaba pensando en desistir de su sueño, correr el maratón de 42 kilómetros.
Casi no lo logra
“Antes del maratón yo ya tenía el folio vendido, yo me sentía devastado porque el objetivo por el que había trabajado no iba a poder cumplirlo y un amigo me dijo vamos a intentarlo, no te quedes con las ganas, yo te acompaño”, señaló.
Entonces fue con el fisioterapeuta, quien logro hacer el milagro de dejar su pie apto para correr los 42 kilómetros del maratón.
Todo iba bien con el pie, corrió sin problema, pero un par de kilómetros antes de la meta los calambres aparecieron en sus piernas, entonces apareció su principal motor, su padre, quien lo acompaño en el último tramo.
“Esos últimos kilómetros fueron especiales y los más satisfactorios de todo el recorrido, ahí está el fruto de los sacrificios que hice a lo largo de estos meses. Mi papá tiene 50 años, pero él corre más que yo, él siempre fue mi apoyo”, agradeció.
Ahora forma parte del Club Runners de Puente Moreno, y su próxima meta es participar en el maratón de Xalapa, el próximo año.
“Quiero seguir preparándome para seguir participando en maratones en todo el mundo, ese es mi sueño. Es bonito que la gente quiera activarse, cambiar su estilo de vida y sobre todo, que vean que cuando se quiere, sí se puede”, aseveró.