| 2025-04-15
Noé Medero Reyes, concesionario de los artesanos del Malecón fue despojado durante más de 10 años de su local por su cuñada, la señora Susana Gutiérrez Quiroz.
"El local era de mis padres, Manuel Medero Figueroa y Leonarda Reyes de Medero, quienes eran socios de la Unión de Trabajadores Manufactureros de Curiosidades del Mar", indicó.
"Ahorita esta señora está buscando, con injurias y engaños hacerme perderla, porque me fue otorgada por la Unión", dijo el entrevistado mientras sostenía los documentos que prueban lo dicho y sus medicamentos por la diabetes que padece desde hace 34 años.
Explicó que Susana Gutiérrez se quedó ilegalmente con el local, desde el 2016.
"Yo he estado persistente en que se me hiciera justicia, porque yo soy socio hasta la fecha, además, es mi única fuente de empleo, pues a mis 66 años no tengo trabajo, ni seguridad social, ni pensión," afirmó.
"Se había quedado en el local por sus pistolas. Últimamente se ha dedicado a difamar, es la manera que tiene ella, para lograr sus intereses, en su momento lo hizo con el anterior secretario de la Unión, hizo una injuria muy grave contra el señor Mata, ahora lo hace con el licenciado Zúñiga, incluso lo han amenazado y a quien pongan de secretario lo va a seguir injuriando", manifestó, sumido en su silla de ruedas que usa debido al pie diabético que padece.
"Ahora tengo que pagar yo la deuda que dejo, por más de 150 mil pesos en cuotas que no pago durante todos estos años", agregó.
Recordó cómo fue que sus padres adquirieron la concesión en el antiguo espacio, que hoy ha sido sustituido por los locales en la Plaza al Heroísmo Veracruzano.
"Yo me inicié con mi padre y mi madre, en una vitrina, enfrente del desaparecido restaurante El Chato Moyo, el señor Obispo nos dio permiso para estar afuera de su casa, en su banqueta", dijo con lágrimas en los ojos y la voz cortada.
"Yo tenía 10 años cuando estuve con mis padres en ese lugar, padeciendo las inclemencias del tiempo, así estuve, hasta cumplir los 20 años de edad", prosiguió visiblemente afectado.
Tras una pausa dijo que afortunadamente, más adelante les otorgaron los locales, ya en Insurgentes Veracruzanos.
"Ya no me tocó a mí, porque me fui a trabajar, pero ahí siguieron mis padres, con el local número 46 con la nomenclatura Manolo", indicó.
Dijo que recuerda claramente que su madre lo llamó y le preguntó si tendría algún inconveniente en que su hermano Eleazar, ya difunto, estuviera con ellos, auxiliándolos en el local.
"Le dije que no, que no había problema de mi parte, que se ayudará porque no tenía empleo, en ese momento", aseveró.
Confirmó que su padre, antes de fallecer hizo un testamento notariado.
"Aquí traigo copia, en donde nos incluyó a los tres hijos, no nueras, no nietos, solo a sus hijos, nada más", aseguró.
Al morir su padre, su madre asume como socia, por los derechos de la concesión.
"Mi hermano seguía ahí con ellos, y gracias a la ayuda que se le dio a él con el local, alcanzó a jubilarse, y mis padres le donaron una casa, así que la señora Susana goza de la pensión que le dejó mi hermano y se quedó también con la casa, por lo que no está desamparada como asegura", expuso.
Lamentablemente dijo que su hermano murió y su viuda, la señora Susana, no respetó el testamento.
"La señora no respetó la voluntad de mi madre, quien dejó estipulado en una carta testamentaria que el local sería ocupado dos años por cada hermano, en un orden que ella determinó. La señora no desocupó el local en el tiempo que debía, a pesar de que ella no tenía ya el derecho de estar ahí, pues solo era para mis hermanos y yo", dijo.
"Prácticamente este es un malentendido familiar, y ella se escuda en que es cosa de la Unión, porque ella no quiere reconocer que tengo documentos, que especifican que yo soy a quien la Unión reconoce como titular de ese local", puntualizó.
"La señora habla de sus derechos y durante todos estos años ¿mis derechos en dónde quedaron? Yo nunca hice nada en contra de la Unión, y para poder comer tuve que trabajar en varios oficios, hasta como acomodador de carros", añadió.
La Unión, basándose en los hechos legales, le dio la llave del local al señor Noé Medero, por votación casi unánime.
"Ella no está desamparada, como dice, inclusive sus dos hijos ya están grandes, y uno de ellos trabaja en Canadá, hasta donde yo sé, gana muy bien, le pagan en dólares canadienses, pero ella quiere despojarme de mi derecho legalmente constituido", aseveró.
"Tengo temor que esta señora vaya agredirme al local, se vaya a querer meter a la fuerza como es su costumbre, incluso voy a aprovechar para decir públicamente que, si a mí me llega a suceder algo o a mi familia, hago responsable a la señora Susana Gutiérrez Quiroz, y a su familia", manifestó.
Debido a esta situación, la salud del señor Noé se ha visto más afectada, pues por la diabetes que padece, es hipertenso, con problemas de circulación, pie diabético con severa infección en el dedo gordo de su pie izquierdo, por lo que el médico le recomendó usar silla de ruedas.
Además esta perdiendo el oído, tiene afectación en la vista por glaucoma y cataratas en ambos ojos.
"Mi única fuente de ingresos es el local de artesanías, es donde tengo puestas todas mis esperanzas y mis sueños", finalizó.