Veracruz | 2020-10-12 | Olivia Hernández
Automovilistas de la zona norte del municipio de Veracruz deben transitar aproximadamente 50 metros entre baches para poder atravesar del fraccionamiento Torrentes hacia Lomas de Río Medio IV y Bosques de Río Medio.
La avenida Texolo desde Eyipantla hasta Misolha es descrita por los habitantes de los tres fraccionamientos como “un calvario”.
En esas dos cuadras de baches han sufrido ponchaduras en las llantas, han descompuesto la suspensión de su vehículo, y otros manifiestan percances mayores en el eje por caer a una coladera que anteriormente se encontraba destapada.
“Tiene como mes y medio que se empezaron a hacer esos huecos. Siempre es lo mismo. Empieza con uno chiquito y de ahí se va hasta que se abre toda la calle. Ya no hay forma de no caer en un hueco.
“Además tienen piedronononas. No es nada más el hueco, es caer en el hueco y con el temor de caer en una piedra picuda que te ponche la llanta. Yo llevo ahí dos llantas ponchadas. Una ya no se pudo reparar y la tuve que comprar y no se vale”, declaró Manuel Martínez, vecino del fraccionamiento Lomas VI.
Las ponchaduras son más frecuentes entre los conductores que caen en los múltiples baches de este tramo de la avenida Texolo.
“El mes pasado tuve que comprar una llanta porque al querer esquivar un bache caí en otro donde había una piedra con filo. La piedra me reventó prácticamente la llanta”, señaló Dina García.
Sin embargo, los baches no son únicamente en esta calle, se prolongan por la avenida Río Tajo desde Lomas de Río Medio IV hasta Bosques de Río Medio; e inician desde la avenida Dos Bahías.
Incluso, al subir el puente de Torrentes, una alcantarilla de metal se ha convertido en un bache más, pues se ha desprendido levemente de la superficie.
“Nos tratan como ciudadanos de segunda porque aquí el Ayuntamiento ni sus luces”, señala Esther Morales.
Por ello, solicitaron a las autoridades el bacheo de las calles en esta zona de la ciudad, pues con el elevado tráfico vehicular que hay continuamente se llenan de hoyancos que perjudican a sus vehículos y, por ende, a su economía.