Esta es la mujer que asusta a peatones en callejones del centro de Veracruz

Esta es la historia de un hombre que descubrió a la muerte en uno de los callejones del centro de Veracruz.

Veracruz - Boca del Río | 2024-05-22

En la ciudad de Veracruz hay muchas leyendas las cuales suelen conocer los veracruzanos, otros no tanto, pero existe una que te dejará los nervios de punta, se trata de la mujer que asusta a peatones en callejones del centro.

Líbranos Señor: La Leyenda de Veracruz que da Escalofríos

En Veracruz existe un callejón que conecta la avenida 5 de Mayo con Madero, situado entre Juárez y Lerdo. Actualmente lleva el nombre de Sebastián Holtzinguer, en honor a un veracruzano de ascendencia alemana que defendió la soberanía nacional contra la invasión de 1846.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX, la avenida 5 de Mayo se conocía como la avenida de Las Damas. En esa época, las noches eran muy oscuras y apenas había algunas lámparas en la ciudad amurallada.

En ese tiempo, llegó a la ciudad don Luis Vázquez de Guzmán, un español aventurero, jugador y mujeriego, todo un Don Juan. La ciudad se dormía temprano, y él, buscando diversión, caminaba por la avenida de Las Damas. En una de esas noches, vio a una mujer muy elegante que caminaba apresuradamente de sur a norte. Decidió seguirla y lanzarle varios piropos, pero por más que intentaba alcanzarla, no podía.

Al llegar al callejón, ella dobló hacia la izquierda y él, al ver que se detenía, corrió hacia ella para hablarle. Al acercarse, le tomó la mano y sintió que era huesuda, y el perfume que antes percibía se transformó en un hedor a putrefacción. Entonces, la mujer se volteó, se quitó el velo y él descubrió que era la Muerte.

En ese momento, don Luis salió corriendo y encontró al "sereno", como se conocía a los vigilantes de la época. Intentó contarle lo sucedido, pero se desplomó y murió en el lugar. Al día siguiente, el cura vicario de Veracruz acudió al callejón a bendecirlo y mencionó que no era la primera vez que ocurría algo similar. Por eso, colocaron una placa que decía "Líbranos Señor".

Durante muchos años, el callejón llevó ese nombre hasta que fue renombrado como Sebastián Holtzinguer.

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